El día próximo al 1° de mayo y en sus días subsiguientes, se han suscitados hechos que han sido objeto de preocupación de los ciudadanos que en forma mayoritaria le presentan resistencia sostenida al autoritarismo demostrado por presidente Maduro, entre los cuales tiene connotación por las consecuencias sobrevenidas el Decreto ejecutivo correspondiente al nuevo aumento de salario de cumplimiento inmediato, con posdata suscrita para conversar con los “representantes de la red de supermercados y abastos “, sobre su obediente y recta aplicación,
Nicolás Maduro sin punto ni como que pueda alterar su convincente decisión, hablando en forma categórica; escuchado por los ciudadanos que desean un cambio en su habitual estado de postración, hizo del conocimiento público a través los medios de comunicación, que: “ Yo le he dado un orden al vicepresidente ejecutivo de la República ( Tareck El Aissami) para que cite a toda la red de supermercado y abastos y un ultimátum”. Se entiende que tal ultimátum sin consideración al lenguaje diplomático, ha de ser estimado por el ciudadano necesitado como una resolución terminante y definitiva comunicada por escrito, para su cumplimiento insobornable.
No es la primera vez que Nicolás maduro trata en forma demagógica permear el sentimiento colectivo de los que padecen de mengua, hoy mayoría poblacional; anunciando presidio para los que no cumplieran con el contenido de los decretos promulgados. En el antepenúltimo aumento amenazó con 24 años de prisión al comerciante que osara no obedecer, para lo cual no hubo cumplimiento de resultados acatados por parte de los amenazados, dado evidencia de aumentos en los precios con remarcación a la vista.
En el aumento salarial tercero en lo que va de año, Maduro de manera enérgica ordena a su segundo de abordo conversar, sin pausa de interrupción con los supermercados y abastos, para que se evitaran incumplir la “Ley sobre Precios Justos” en la aplicación de tan “degradante y mísero salario”. Salario que a consideración de muchos al igual que las dadivas que ha venido suscitando, no es más que un recurso de proselitismo electoral, que ha tenido como resultado la permanente consumación degradante de la situación de miseria en una población, que no encuentra cobijo para las inmensas calamidades que a diario padece; sin la menor estima de los que poseen el disfrute sensual del manejo sin control del erario público.
El decreto Maduro exhibido como conquista de un régimen en picada, al igual que los otros ha empeorado la situación del país, en esta oportunidad con manifiesta postura de omisión de los que actúan como supervisores del Gobierno.
La bravata proferida con arrogancia para la imposición de un salario de no satisfacción a la clase trabajadora y a los pensionados de la República, que sin consulta adecuada hubo de decretarse, ha conformado una respuesta de unificación entre los comerciantes en diferentes ramas del comercio, incluyendo expendedores de la rama farmacéutica; y lo que es más de los mercados municipales, llamados de la soberanía alimentaria, unificándose en carteles llegándose a acuerdos informarles entre estas empresas, con el firme propósito de eliminar la competencia en el mercadeo de medicinas, productos agrícolas, pecuarios, alimentario y de otros ramos, obteniendo ganancias ilimitadas con toda clase de beneficios, encaminados a desarrollar un control sobre la producción y distribución de las mercancías, mediante pactos ilícitos ( colusión) conformando un mercado monopolístico con un inmenso poder de especulación y usura, frente a la cual el gobierno ha dejado de hacer; ha consentido en dejar pasar, lo que nos hace pensar que existe aval para tan ostensible y perverso comportamiento, por parte del sector oficial a cuyo cargo se encuentra la protección del consumidor.
Los que dirigen la conocida y burocrática institución SUNDEE, incluyendo al Presidente de la República se encuentran imputados, como consecuencia de lo que está sucediendo, todo en razón de su incapacidad, para garantizar en función del Gobierno el derecho a la salud, como garantía a la vida que constitucionalmente el estado debe promover, de conformidad con “los tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por la República”
Como colofón de lo expuesto, sin duda alguna la situación del desacertado y autoritario comportamiento de Maduro, fortalece la convicción, como lo he dicho en diversas oportunidades: que reunió la condición para postularse como presidente de la República; empero ha demostrado no tenerla para ejercerla, por lo que permitir su reelección, sería concebir a Venezuela como una República dividida en dos grupos totalmente irreconciliables. El uno de conformación fascista y militar; de nepotismo absoluto gozoso de riquezas súbitas; que controla los órganos de los poderes públicos; que tiene mucho más de lo superfluo ; que no permite disidencia; que se encuentra al servicio de un cúpula de la más alta burocracia. Y el otro en pleno estado de miseria, que no encuentra maneras como sobrevivir; a la vez que se les niega la ayuda humanitaria ofrecida con gestos de máximas bondades por instituciones y sociedades internacionales. Una población que migra en busca de solución a sus problemas, que por desidia de un gobierno autoritario se incrementa y muere de mengua con similitud de paria, desposeída de toda clase de protección, representación de nuestro atraso feudal, que habíamos logrado superar.
La revocatoria presidencial de Maduro está a la vista por no gozar de consenso en la opinión pública, a lo que se suma una sentencia que declara su suspensión como presidente de Venezuela, como su inhabilitación para ejercer cualquier cargo público en el Marco de la continuación de antejuicio de mérito , con exhortación a la AN sobre el particular.
Esperar a que Maduro dimita, es más que una ocurrencia propia de “los muchachos.” Pero seguro estamos, que si se conforma una dirigencia unida de verdad, el cambio de régimen se daría de inmediato. Votar o no votar requiere de unidad formal y dialéctica, sobre la conveniencia de hacerlo o de hacerlo. Nos queda tiempo para “echarle pichón” a una solución afortunada. Lograrlo es fundamentalmente patriótico. El pueblo lo implora. Lo necesita. Asumamos tal obligación en forma desinteresada. La revocación del mandato de Maduro, es una exigencia para subsistir ¿Por qué no complacer al legítimo poseedor de la soberanía?
RAFAEL RODRÍGUEZ MUDARRA, abogado, político, presidente de URD