Debe admitirse que la actividad febril de líderes democráticos en el exterior como Antonio Ledezma, Tamara Sujo, Carlos Vecchio, David Smolansky y Julio Borges ha significado un punto de inflexión en la actitud de la comunidad internacional hacia la tragedia que vive el prueblo venezolano, como consecuencia del asalto al gobierno que, desde 1999, viene perpetrando una tiranía narcosocialista fundada por Hugo Chávez y heredada por Nicolás Maduro.
Y no quiere decir que ya antes, la elección para la Secretaría General de la OEA. del excanciller uruguayo, Luis Almagro -así como los ascensos a las presidencias de EEUU, Argentina y Brasil de Donald Trump, Mauricio Macri y Michel Temer, respectivamente, no le dijeran a Venezuela, y a toda la región, que se abría un abismo entre las democracias constitucionales y el neototalitarismo seudomarxista, sino que, hacía falta que operadores nacionales, “salidos de las entrañas del monstruo”, como diría Martí, llevaran allende los mares la palabra de la devastación de un país de un millón de Kms2 y 28 millones de habitantes.
Es bueno aclarar que, ninguno de estos venezolanos salió de su tierra por voluntad propia, o por amenazas más o menos veladas de los verdugos de la democracia, o porque pensaran que le eran más útiles fuera que dentro, sino porque fueron objetos de encarcelamientos y torturas, decisiones seudojudiciales y presiones acuciantes que, con toda razón, les hicieron temer por sus vidas.
A contraparte, le han hecho pagar caras sus tropelías a sus perseguidores, y, puede decirse que, por la actividad incansable que, tanto en el exterior, como en el interior, sostenemos los venezolanos, las perspectivas de victoria lucen día a día más cercanas y más ciertas.
Para demostrarlo, nada mejor que destacar el trabajo del exalcalde de Caracas, Antonio Ledezma, quien, desde que el 17 de noviembre del año pasado decidió fugarse de su “casa-cárcel”, y un día después pisó tierra colombiana, no solo no ha perdido un momento para condenar y llamar a la lucha contra la dictadura, sino que aboga por la suerte de los venezolanos que quedaron dentro, “de los secuestrados”, como él correctamente los define y piensa son los que deben merecer, principalmente, la atención de la comunidad internacional.
Se trata de 25 millones de personas en el límite de la supervivencia (tres se supone que han abandonado el país), con un déficit en el suministro de alimentos de más del 80 por ciento, medicinas y asistencia médica y hospitalaria al borde del colapso, y para los cuales los servicios públicos no existen, pues, progresiva e implacablemente, desaparecen las escuelas, la luz, el agua, el transporte público y privado y todo cuanto es necesario para que una sociedad funcione normal y civilizadamente.
En otras palabras, todos los índices que configuran una crisis humanitaria y, frente a la cual, el Alcalde Ledezma está exigiendo que se declare una emergencia y gobiernos, multilaterales y organismos decreten una intervemción que, desde luego, no puede efectuarse con el aprobación ni la colaboración de la dictadura de Maduro.
“Venezuela no precisa un abrazo de pésame después que haya muerto la patria” le declaró recientemente, Ledezma, a una periodista brasileña “sino una mano tendida que la ayude a salir de esta tragedia”.
Y es que, como se ha demostrado en los casos de Cuba, Corea del Norte, y otras tiranías marxistas y seudomarxistas, estos regímenes, dado que admitir que los países que desgobiernan sufren una crisis humanitaria involucraría una invalidación del sistema o modelo, entonces prefieren que toda una sociedad perezca de hambre y enfermedades, antes que confirmar lo que dicen los críticos de Marx, Engels, Lenin y Stalin, en el sentido de que, inventaron una propuesta política, económica y social inviable.
¿Entonces, se pregunta Ledezma, quiere decir que si Maduro y los criminales que lo acompañan en la inmolación de Venezuela, se niegan a declarar y a colaborar con una solución de la crisis humanitaria, los países de la comunidad internacional deben quedarse con los brazos cruzados, sin hacer nada, mirando exánimes cómo se apaga el país de Bolívar, de la misma manera que vieron como se apagó la Cuba de Martí?
“No” reflexiona “esa no debe ser la actitud de la comunidad internacional “pues si un gobierno no está en capacidad de garantizar la vida, la salud y la alimentación de su pueblo, prima el derecho humano de ese pueblo, y no interesa el gobernante”.
Por eso exige que, la comunidad internacional se active y declare la intervención en Venezuela, “por razones humanitarias”, y proceda a auxiliar, a pesar de los impedimientos de Maduro, a millones de personas que están padeciendo y muriendo de hambre y enfermedades, a los que ven sus vidas convertidas en un infierno por la falta de luz, agua, transporte y no pueden ver crecer, ni educar a sus hijos.
“No puede ser” le dijo a una periodista que lo entrevistó en Brasilia después de terminar una reunión con el presidente Temer “ No puede ser que mientras el que secuestra a una persona o una familia es víctima de un acoso de las autoridades, los que secuestran a un país, a una nación, un pueblo, se les deje perpetrar su crimen sin que ningún poder se atreva a impedirlo”.
Son las reflexiones que viene haciendo Ledezma desde que el 18 de noviembre del año pasado apareció en Bogotá huyendo de la “casa por cárcel” a la que, durante 2 años y nueve meses, lo redujo Maduro y se encontró y reunió con los expresidentes Pastrana y Uribe y con el presidente, Juan Manuel Santos.
Fue el comienzo de un periplo que extendió inmediatamente a España (país que eligió como residencia) y en el cual, desde luego, contó con el apoyo del presidente del gobierno, Mariano Rajoy y de los expresidentes Felipe González y José María Aznar, y constituyó en el centro de la lucha que lleva a cabo para que el pueblo venezolano vuelva a recuperar su democracia y pronto alcance las metas de la reconstrucción y el despegue.
Cinco meses y medio para viajar dos veces a Washington a reunirse con el Secretario General de la OEA, Luis Almagro y el Vicepresidente de EEUU, Mike Pence, a Bruselas a recibir el Premio Sajarov que concede la Eurocámara a luchadores por los Derechos Humanos, a Francia a una reunión con el presidente Macron donde tambien estuvieron Julio Borges, Carlos Vecchio y David Smolansky y a Lima, Santiago, Buenos Aires, Brasilia a encuentros con los presidentes PPK, Piñera, Macri y Temer.
El próximo lunes, Antonio Ledezma, estará en México para participar en una reunión del “Grupo de Lima”, y como siempre, la catástrofe humanitaria venezolana estará en el centro de sus inquietudes y la petición de que, cómo sostuvo el jueves el canciller de Chile, Roberto Ampuero, y es una insistencia en los dicursos del Vicepresidente, Pence, la región debe hacer mucho más para que Venezuela escape de la tragedia y el primer paso es declarar la intervención humanitaria.