Todas las redes sociales tienen un edad mínima necesaria para participar en ellas; sin embargo, encontramos muchos niños y preadolescentes usándolas y hasta siendo “influencers” en ciertas áreas. Sobre este tema versará nuestro artículo de hoy.
En los Estados Unidos existe una Ley de Protección de la Privacidad de los Niños en Línea (COPPA: Children’s Online Privacy Protection Act), que exige que 13 sea la edad mínima para tener una cuenta en la mayoría de las plataformas sociales, incluidas Facebook, Instagram, Snapchat y Twitter. YouTube solicita a los usuarios que sean mayores de 18 años, pero acepta usuarios mayores de 13 años si cuentan con el consentimiento de sus padres o si son menores de edad emancipados. Pero nadie realmente verifica la edad de un usuario. Simplemente piden a los usuarios que informen qué edad tienen, y es fácil mentir en ese tema. Por ello vemos muchos niños con cuentas en las diferentes redes sociales, algunos de ellos muy famosos.
Por ejemplo, Ryan, de Ryan’s Toy Reviews, ganó $ 11 millones por sus videos de YouTube el año pasado, según el Washington Post. Esta estrella de internet, que comenzó su carrera a la edad de 4 años, es uno de los favoritos de nuestro nieto de 2 años. Otro canal popular de juegos y juguetes con más de 3.3 billones de visitas es Evan Tube, cuyo protagonista es un niño de 12 años. En Instagram, las fashionistas infantiles Stella y Blaise comenzaron a modelar a los 3 años. Incluso Justin Bieber fue descubierto en videos caseros de YouTube que publicó cuando tenía 12 años. Estos son algunos de los niños famosos de la web 2.0.
Pero no todos las celebridades infantiles son angelicales, en las últimas semanas se ha levantado una polémica con la niña Lil Tay de 9 años de edad quien usa un vocabulario soez con expresiones corporales bastante agresivas. Se ha rumorado que es su madre la que maneja su Instagram. El problema con este tipo de cuentas tan agresivas es que no habrá ninguna compañía, ni marca, que quiera asociarse a su imagen. Esto hace imposible monetizar sus redes sociales (afortunadamente!).
Definitivamente, no recomendamos a nadie que siga el ejemplo de Lil Tay, ni de sus representantes. Si quieren saber más de esta historia, pueden encontrar detalles en el siguiente enlace (está en inglés).
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