A Iván Duque Márquez, líder en las encuestas de intención de voto para la Presidencia colombiana, la vida le cambió de manera vertiginosa en los últimos cuatro años, cuando pasó de ser un desconocido y novato en política a la carta del uribismo para volver al poder.
EFE
Duque, de 41 años, es el más joven de la baraja de candidatos a la presidencia en las elecciones del próximo domingo, en las que se presenta como abanderado de un sector de la sociedad insatisfecho con el acuerdo de paz firmado con las FARC y que teme que el país se convierta en una segunda Venezuela, a cuyo Gobierno no vaciló en llamar “dictadura” desde el primer momento.
Su discurso es una versión moderada del usado por el expresidente Álvaro Uribe, líder del partido Centro Democrático en el que Duque ha hecho su corta carrera política, primero como senador en el periodo 2014-2018 y ahora como candidato presidencial.
Hace un año, cuando la campaña apenas empezaba, muchos colombianos afirmaban que votarían “por el que diga Uribe” y ese resultó ser Duque, que se impuso por amplio margen en una consulta interna y el pasado 11 de marzo en una entre partidos de la derecha para obtener así la nominación presidencial.
Desde entonces se ha mostrado inalcanzable en las encuestas y, aunque es poco probable que gane en primera vuelta, analistas políticos dan por hecho que lo hará en la segunda, prevista para el 17 de junio.
Duque nació en Bogotá en agosto de 1976 y creció en una familia liberal de la mano de su padre, Iván Duque Escobar, gobernador del departamento de Antioquia (noroeste), ministro de Minas y Energía en la presidencia de Belisario Betancur (1982-1986) y registrador nacional.
El hoy candidato se graduó como abogado en la Universidad Sergio Arboleda en Bogotá, tiene un máster en Derecho Económico de la American University y otro más en Gerencia de Política Pública de la Universidad de Georgetown (EEUU).
La carrera profesional la desarrolló principalmente en EEUU, donde durante más de una década trabajó como consultor del banco de desarrollo de América Latina CAF y consejero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), periodo en el que conoció a muchos de quienes hoy lo asesoran en su campaña presidencial.
Sus rivales le echan en cara su falta de experiencia, ya que su único cargo público es el de senador del Centro Democrático, a lo que responde que su trayectoria es similar a la de figuras exitosas como el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, o el presidente francés, Emmanuel Macron.
En el Senado destacó como uno de los más brillantes y aplicados de la anterior legislatura, y como columnista de prensa por promover la economía naranja, la innovación y el emprendimiento.
En sus mítines, en los que predominan los colores azul, del Centro Democrático, y naranja, de su candidatura, Duque suele presentarse con sombrero y hace gala de un carisma y formas educadas que han cautivado a millones de seguidores, muchos de ellas mujeres comprometidas con su campaña y que se hacen llamar “duquesas”.
A diferencia de Uribe, su mentor, Duque no es visceral, lo que la ha granjeado el apoyo de electores que no son del Centro Democrático.
Duque es hincha del club de fútbol América de Cali y le gusta cantar vallenatos, lo que ha hecho con grandes nombres de esta música, como Silvestre Dangond, Poncho Zuleta y Jorge Celedón.
Está casado con María Juliana Ruiz, abogada que trabajó más de diez años en la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, con quien tiene tres hijos pequeños: Luciana, Matías y Eloísa.
Sus críticos aseguran que en caso de ganar la presidencia será un títere de Uribe, a lo que Duque responde: “Yo voy a ser el presidente y voy a tomar las decisiones”. EFE