Nicolás Maduro anunció el pasado viernes que “quiere una reunión especial, (…) con la clase obrera de PDVSA, (…) para aprobar con detalle el plan de recuperación productiva de PDVSA”. Una semana antes había ordenado al ministro de Petróleo y presidente de la estatal PDVSA, mayor general Manuel Quevedo, buscar la cooperación que permita sumar 1 millón de barriles diarios (mbd) al volumen actual de producción, 1,436 mbd.
Maduro “cree que sólo es soplar y hacer botellas”, incrementar la producción de petróleo de Venezuela. La falta de gerencia de los yacimientos explotados por PDVSA, la inversión y el mantenimiento de la infraestructura de producción de la estatal petrolera durante el último quinquenio han contribuido a la caída de la producción. En cinco años, abril 2013-2018, Venezuela dejó de bombear 1,240 mbd, según las cifras del Ministerio de Petróleo, o 901 mil barriles diario (bd), de acuerdo con las fuentes secundarias de la OPEP.
La declinación de producción de Venezuela durante el periodo 2013-16 fue mínima, por el aporte de capital de las socias de PDVSA en las Empresas Mixtas, equivalente a 7 mil millones de dólares. El financiamiento del plan de remediación de Chevron, CNPC, Gazprom Bank, y Peremco, entre otros, permitió mantener la producción promedio de esos cuatro años. Sin embargo, en los dos años subsiguientes la caída superó la típica declinación de producción en Venezuela del 10%, ubicándose en 15% y 27% para 2017 y 2018 (abril) respectivamente.
Este descenso de la capacidad de producción se ha originado por el agotamiento de la energía del yacimiento, y/o el cierre de pozos por la disminución de la efectividad de los métodos de producción: arenamiento, producción de asfáltenos, deterioro de la tubería de producción, entre otros.
De acuerdo con el Boletín Anual de Estadísticas de la OPEP 2017, en 2016, Venezuela cerró con 1.290 pozos activos, equivalente al 91 por ciento del total de pozos activos que habían en 2015 (14.685), y se completaron 171 pozos. Una cifra record en 40 años, al registrar en un año la menor cantidad de nuevos pozos de petróleo y el mayor cierre de pozos desde que sucedió la nacionalización petrolera.
Lo mismo ocurrió con las actividades de taladro. En Venezuela, según el Boletín de abril 2018 de Baker Hughes, el número de los taladros activos, utilizados en el desarrollo de los pozos, ha caído desde 2013 (79 equipos), alcanzando 58 taladros en 2016. Asimismo el número de taladros operados por PDVSA se redujo 30 por ciento con respecto a 2015, de acuerdo con las estadísticas de la OPEP.
En 2017 y 2018 (abril) la actividad de taladros, operados por las empresas internacionales, continuó cayendo, situándose en 49 y 36 equipos respectivamente. Una condición crítica para la recuperación productiva de PDVSA. La correlación para la serie 2015-2018 del número de taladros de perforación y la producción de petrolero es 0.90. Es decir, a mayor actividad de taladros, mayor producción de petróleo, o viceversa.
Por lo tanto, cuando Maduro insiste en recuperar la capacidad de producción de PDVSA en 1 millón de barriles día -sin especificar el tiempo-, no sabe de lo que está hablando.
Un esfuerzo de esa magnitud requiere una inversión mínima de 36 mil millones de dólares: 4mil millones de dólares para reacondicionamiento de pozos y 32 mil millones de dólares para nuevos pozos, en un horizonte de 5 años. Y si se realiza a través del incremento de los crudos no convencionales de la Faja de Orinoco, se necesitan 100 mil millones de dólares para instalar 5 mejoradores de crudo de 200 mil barriles diarios cada uno. O sea, la inversión, para incrementar en 1 millón de barriles día la producción de petróleo en Venezuela, está entre 36 mil a 100 millones de dólares. Un monto que el régimen de Maduro no dispone, ni tiene.
Maduro también buscó recuperar la producción petrolera venezolana en 2016. Aprobó un decreto para la “reestructuración absoluta” de PDVSA con un “golpe de timón”. Eulogio del Pino -presidente de PDVSA para la fecha- con la participación de más de 95.000 trabajadores de la estatal petrolera realizaron el Plan Estratégico de PDVSA 2016-2025, en el que incluyeron 10.000 propuestas sistematizadas. El resultado del plan está a la vista, una producción de petróleo en caída libre.
Después de 14 años, la forma de administrar el negocio petrolero se ha invertido. En la actualidad, 36 por ciento se realiza con esfuerzo propio (PDVSA), mientras que el restante 64 por ciento es producto de la participación de terceros en las Empresas Mixtas.
Maduro maneja el negocio petrolero como un objeto político. Piensa que es una cuestión de comando y control, por lo que ratificó al mayor general Quevedo en la presidencia de PDVSA. Además, le otorgó poderes especiales para la administración de la empresa.
En consecuencia, PDVSA está condenada al fracaso bajo la administración de Maduro y sus secuaces, porque su producción petrolera caerá día a día.
Maduro no entiende la naturaleza del negocio petrolero.
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