El líder norcoreano Kim Jong Un y el presidente estadounidense Donald Trump se reunirán cara a cara el martes en Singapur en una cumbre sin precedentes entre el aislado país que ha logrado dotarse de armas nucleares y la superpotencia mundial.
El arsenal nuclear de Pyongyang, que le ha valido varias tandas de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU y amenazas de acciones militares del gobierno de Trump, será el eje central de la agenda.
Poner un punto final formal a la Guerra de Corea 65 años después del fin de las hostilidades también estará sobre la mesa en el primer encuentro de la historia entre el líder norcoreano y un presidente en ejercicio de su “enemigo imperialista”.
Esta reunión en Singapur es el clímax de una espectacular ofensiva diplomática que se ha desarrollado este año en torno a la península de Corea, pero muchos críticos advierten sobre los riesgos de que sea un triunfo del estilo por encima del fondo.
Washington exige una desnuclearización completa, verificable e irreversible de Corea del Norte pero hasta ahora Pyongyang sólo ha prometido públicamente un compromiso con la desnuclearización de la península, un término difícil de interpretar, en la medida que al mismo tiempo pide garantías.
Richard Armitage, subsecretario de Estado de Washington durante el gobierno de George W. Bush, prevé que haya pocos progresos en el tema clave de definir la desnuclearización.
“El éxito va a estar en los clics de las cámaras”, afirmó. “Ambos consiguen lo que quieren”, dice.
Trump insistió la semana pasada que la cumbre no iba a ser “sólo una sesión de fotos”, afirmando que esta cita iba a ayudar a forjar una “buena relación” que pueda llevar a un “proceso”.
Pero antes de viajar a Singapur cambió el tono y dijo que su encuentro con Kim Jong Un es “una ocasión única” que “no volverá a ocurrir”.
El mandatario se dijo “realmente confiado” antes de este encuentro y aseguró que hasta ahora Pyongyang ha “trabajado muy bien” con Estados Unidos.
“¿Cuánto tiempo hará falta para saber si son serios o no? Pienso que puede ser desde el primer minuto”, afirmó. “Si creo que eso no va a ocurrir, entonces no voy perder el tiempo”, advirtió.
También planteó la posibilidad de que Kim Jong Un visite Washington si todo sale bien.
Pero aunque el encuentro tiene un mérito en sí mismo, ya que era un largo anhelo de Pyongyang al cual Trump accedió impulsivamente en marzo, en una decisión que habría tomado sin consultar con sus asesores, también genera interrogantes.
“La gente dice que es una cumbre histórica (…) lo que es importante entender es que esta cumbre estaba al alcance de cualquier presidente de Estados Unidos y el tema es que ningún presidente de Estados Unidos quería esto y tenían sus razones”, explicó Christopher Hill, exnegociador jefe de Estados Unidos para el tema de Corea del Norte.
– Décadas de tensión –
Los dos países llevan décadas enfrentados.
Corea del Norte invadió el Sur en 1950 y desató una guerra en la que Corea del Sur fue asistido por un contingente de la ONU liderado por Estados Unidos, que se enfrentó a las tropas de Pyongyang, ayudadas por Rusia y China. El conflicto terminó en un punto muerto con un armisticio que selló la división de la península sin un tratado de paz.
Corea del Norte ha continuado lanzando provocaciones esporádicas a medida que avanzaba en su programa nuclear, que asegura que es una garantía frente a los riesgos de una invasión estadounidense.
El año pasado realizó el ensayo nuclear más potente de su historia y probó misiles capaces de alcanzar el territorio continental de Estados Unidos.
Esto atizó las tensiones, que llegaron a un nivel nunca visto cuando el recién electo Trump intercambió amenazas e insultos con Kim, con Trump calificado como “senil” y Kim tildado de “pequeño hombre cohete”.
Pero la oportunidad que brindaron los Juegos Olímpicos de Invierno de febrero en Corea del Sur catalizó una serie de encuentros con el líder de Seúl, Moon Jae-in, un mandatario que buscó el diálogo.
Kim se ha reunido dos veces con Moon y con Xi Jinping, el presidente de China y más importante aliado de Pyongyang.
También Pyongyang ha buscado dar muestras de buena voluntad, liberando a estadounidenses detenidos y destruyendo el emplazamiento donde realizaba las pruebas nucleares.
El secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo dijo la semana pasada que hay “progresos” en marcha a la hora de acercar las posiciones de ambos bandos sobre lo que es la desnuclearización.
Pero Trump, para quien un avance mayor mejoraría posiciones antes de las elecciones del ecuador de su mandato, confundió a los expertos cuando dijo que no pensaba prepararse mucho para la cumbre.
“Es un tema de actitud”, dijo Trump. “Así que no es una cuestión de preparación”, sentenció. AFP