En lo que ha sido una transformación asombrosa, el líder norcoreano Kim Jong-un ha pasado de ser considerado un dictador loco y un paria internacional a perfilarse como un hábil estratega capaz de negociar cara a cara con EEUU.
Su nuevo estatus alcanzó hoy su punto álgido en Singapur con la cumbre que protagonizó junto al presidente estadounidense, Donald Trump, la primera de la historia entre los dos países.
Kim, que ha conseguido convencer a Washington para que garantice la permanencia del régimen tras el encuentro de hoy, ha llegado incluso a parecer durante las negociaciones un líder más estable que el impredecible inquilino de la Casa Blanca.
El propio Trump le ha calificado hoy como un hombre de “gran personalidad”, “muy inteligente” además de un “buen negociador” que “ama mucho a su país”.
Hijo y nieto de implacables tiranos, el tercer miembro de la mediática dinastía llegó al poder siendo un veinteañero en diciembre de 2011, pero ha sido en este año cuando ha conseguido darle la vuelta a esa imagen de dictador voluble que atemoriza al mundo con lanzamientos de misiles y pruebas nucleares.
El mariscal Kim, que desde que heredó el cargo hasta el pasado marzo, cuando viajó a China, nunca había salido al extranjero, vive ahora una etapa de apertura diplomática mientras cultiva su imagen de hombre de Estado.
Como con casi todo lo que rodea al opaco régimen de Pyongyang, no se sabe la fecha exacta del nacimiento del hijo del “gran líder”, Kim Jong-il, y nieto del fundador del país, Kim Il-sung, pero se cree que podría tener entre 34 y 36 años.
Amante del baloncesto y las películas de acción, el joven líder habla inglés, alemán y francés, gracias a su educación en un colegio de Berna (Suiza), al que acudió de incógnito y bajo el control de numerosos funcionarios norcoreanos entre 1993 y 1998.
Quizá por su juventud o su educación occidental, Kim ha mostrado una clara tendencia a modernizar la imagen y costumbres del país con gestos como la creación nada más llegar al poder de la banda de chicas Moranbong, a semejanza de los grupos de K-pop de Corea del Sur.
En contraste con sus antecesores, Kim Jong-un además ha dado un papel público a su esposa, Ri Sol-ju, con la que se cree que tiene dos o tres hijos, y que le acompaña en numerosos eventos y actividades, como su primer viaje a China y estreno internacional del pasado marzo.
El actual líder, responsable de sonadas purgas y acusado de ordenar el asesinato de su hermanastro mayor, Kim Jong-nam, llegó al poder siendo casi un desconocido para los norcoreanos tras la muerte de su padre el 17 de diciembre de 2011.
Además de un visible sobrepeso, el líder -que en un principio se mostraba inseguro y reacio a comparecer en público- ha ido adquiriendo con los años una presencia más contundente y un parecido evidente a su venerado abuelo, a quien los expertos aseguran que intenta emular para conseguir el respeto de sus súbditos.
La mayoría de los datos sobre su vida privada se conocen o a través de los servicios de inteligencia de Seúl o por las extravagantes visitas que ha recibido del exjugador de la NBA, Dennis Rodman, que lo ha calificado como un hombre “divertido”, “sonriente” y “familiar”.
Fumador empedernido y de voz áspera, Kim se impuso en la línea sucesoria a sus hermanos mayores, Kim Jong-nam y Kim Jong-Chul, después de que los dos fueran descartados al considerarse que no estaban preparados para el poder, uno por demasiado occidental y el otro por su poco interés por la política.
Mientras las flagrantes violaciones de los derechos humanos han seguido siendo la tónica en el Norte durante su liderazgo, el comandante supremo del Ejército Popular de Corea y presidente del Partido de los Trabajadores ha apostado de manera especial por su programa armamentístico y el desarrollo económico.
Aunque ahora se ha comprometido a renunciar a su arsenal atómico, el Gobierno de Kim Jong-un ha intensificado la apuesta por la carta nuclear por la que ya optó el anterior líder como seguro de vida para el régimen.
Además, el período en el poder del tercero de la dinastía Kim ha estado marcado por un crecimiento sostenido y una mejora palpable de la situación económica, a pesar de las duras sanciones. EFE