La elección de Iván Duque en la Presidencia de Colombia es un triunfo de la democracia en el continente. Los colombianos no se dejaron meter gato por liebre, el espejo Venezolano y su migración fueron claves en un sector Neo-Granadino resentido por la exclusión y la pobreza.
Iván se consolida como el líder de la nueva generación política, su propuesta productiva, moderna e incluyente rema con fuerza hacia la equidad como estandarte para la transformación de esa hermosa nación. Arranca su gestión con múltiples retos y desafíos; tiene talento, determinación y la llave con Marta Lucia para el tamaño del compromiso. Bajo esa conducción existen garantías, seguridad y otras medidas positivas para estimular la inversión nacional y extranjera. Entre más alto es el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, más oportunidades tiene los sectores desposeídos, lo que se traduce en múltiples garantías para disfrutar un país de progreso.
Colombia está viviendo una coyuntura similar a la de Venezuela en 1993: Un modelo agotado que reclama cambios, corrupción agobiante y acumulación de las riquezas en pocas manos con exclusión de la mayoría. Los venezolanos pudimos tener en Oswaldo Álvarez Paz, Andrés Velásquez o Claudio Fermín, un Presidente en sintonía con las exigencias de la sociedad. Restauración, renovación o revolución se debatía entonces; se impuso el camino retrogrado de cambios gatopardianos, donde todo cambia y nada cambia. El 1998 se crearon las condiciones favorables a un vengador con la esperanza de reivindicar al país y este terminó en los brazos de Fidel y el fracasado modelo Cubano.
Colombia asertó con la elección de Iván Duque, no cometió nuestro error. Es menester alertar a las fuerzas motrices, iglesias, sindicatos, medios de comunicación, industriales, comerciantes, productores, intelectuales y artistas, entre otros, sobre el rol que les corresponde para garantizar sus anhelos, les toca jugar al éxito de la gestión del nuevo liderazgo democrático o lo lamentaran eternamente. Es fundamental entender que Colombia no es un botín para repartírselo o perderán hasta la patria como ha ocurrido en la tragedia venezolana.
A Iván y Marta Lucia, les toca dirigir un país polarizado, cuyo reflejo son los 8 millones de votos obtenidos por Petro aun con la nada potable alianza con sectores rechazados por las grandes mayorías. Es lamentable que un político que logro alcanzar esa votación se permitiera dirigirse al país con un discurso arrogante ante los resultados; Le falto hidalguía para felicitar al oponente que le gano limpiamente y es hoy su presidente. A Gustavo Petro le corresponde prepararse para ejercer una oposición constructiva mas allá de pasiones y reconcomios colocando por encima los intereses de Colombia.
Desde Venezuela celebramos la derrota del chavismo-madurismo y nos complace que el presidente Duque no reconozca el ilegitimo régimen multinacional que tiene secuestrada a Venezuela. Tenemos en Colombia un Presidente amigo y un líder comprometido con la libertad. El juego esta andando y se pone bueno.
Dios bendiga a Venezuela y a Colombia, hijas de Bolívar y naciones hermanas.
@joseluispirelar.
Dip. a la A. N por San Francisco-Zulia.