Las prisiones venezolanas se han convertido en centros de operación del crimen organizado y se consolidan como las peores de la región. En paralelo, el Gobierno permite la extensión a sus anchas del “pranato” y ratifica a la funcionaria que ha estado al frente de la cartera penitenciaria, Iris Varela, reseña Insight Crime.
El retardo procesal, el hacinamiento, el deterioro de la infraestructura, la ausencia de una clasificación de presos, carencia de servicios básicos indispensables y posesión y tráfico de armas y drogas por parte de los reclusos, continúa afectando severamente el sistema penitenciario venezolano, según un informe reciente del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
Análisis InSight Crime
Actualmente existe un hacinamiento de un 161% en las cárceles y los centros de prisión preventiva en Venezuela, y una población carcelaria total de 57.096 presos en todo el país, lo que contribuye a la anarquía y el descontrol gubernamental. Esto ha favorecido y alimentado la estructura criminal de los pranes que ahora también está presente en las delegaciones policiales y las zonas mineras del país.
Pese al plan de humanización y a la implementación de un nuevo régimen penitenciario por parte del gobierno desde 2013, los pranes siguen ejerciendo el control y llevando a bajo actividades criminales desde las prisiones venezolanas. Esto quedó al descubierto recientemente en la cárcel de Tocorón, controlada por el pran Héctor “Niño” Guerrero, quien estaría detrás del asesinato de una adolescente cuya familia se negó a pagar vacuna.
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