Ser opositor significa tener ideas y doctrinas distintas al grupo dominante. En medio de ello, la confrontación por la lucha por el poder, que en democracia pasa por convencer, tener seguidores y ganar elecciones, que no significa un cargo, guardaespaldas, viáticos, parrandas, jala bolas…no, es la posibilidad, real, de ejecutar la orientación política que se ha desarrollado ¿Pero? en ¿cuál democracia? Se preguntaran muchos, sentenciando: ¡no estamos en democracia!
Y sí es cierto que el gobierno ha desmoronado las instituciones democráticas creando todo un andamiaje de poder factico fuera de la constitución, desde instituciones paralelas hasta pranatos y mafias económicas; pero no es menos cierto que lo logró gracias al déficit de democracia y ciudadanía que gravita desde tiempos ha.
¿Dónde estaban los ciudadanos que votaron por María Corina Machado que no reclamaron cuando la destituyeron?, o por Antonio Ledezma cuando le instauraron una Alcaldía paralela, los abogados que siguieron litigando, como si nada, después de la ruptura del orden constitucional con la famosas sentencias 155 y 156, las organizaciones comunitarias que dejaron como cascarones vacíos a los Consejos Locales de Planificación y a los Consejos Comunales en manos del PSUV, las organizaciones de consumidores que permiten el remarcaje, bachaqueo, escuelas destruidas sin que los padres digan nada… y así mucha agua bajo el rio.
Entonces debemos atender al espíritu de los tiempos Zeitgeist, no es lo mismo oponerse a la postura unitaria de la Gran Colombia de Bolívar, contra la cual urdieron conspiraciones, el asesinato del Mariscal Sucre, atentados contra Bolívar, la cosiata; o a la cruel dictadura de Juan Vicente Gómez, que significó el surgimiento de toda una generación con un pensamiento de izquierda democrática que se impuso cuatro décadas después.
Que oponerse a la degradación de los valores y mutación de la Democracia, conquistada con sangre, sudor y lágrimas.
Perversiones que curren en Venezuela y sus aliados Nicaragua, Rusia, Turquía, Cuba… pero también en quienes no lo son, cuyas prácticas terminan en lo mismo como México, Colombia, EEUU… Ya que en efecto, los gobiernos democráticos han fracaso en torno al objetivo de mejorar la calidad de vida de los habitantes, generado discusiones sobre Futuro, La Quiebra o el invierno de la Democracia de Bobbio, Juan J Linz y Hermet, respectivamente. De allí surgen propuestas como la Democracia Deliberativa desarrollada por Habermas, en la intención de lograr pluralidad de formas de comunicación o la de O’Donnell de Delegativa que sugiere restricciones a los poderes del mandato, que en Venezuela se patentó en la CRBV, pero que no se cumple.
Debemos entender que la lucha por la Democracia exige más Democracia, un proyecto político de cambio para la sociedad venezolana, que no puede estar contenido en un cliché de demócrata, nosotros los demócratas, cuando tampoco ejercemos la democracia, ni en una fase hueca ¡Chávez vete ya! por malo, sin decir cómo es el bueno, sin modelaje. Eso es un Quítate tú pa’ ponerme yo, que la gente no compra.
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