Salpicados de barro, una docena de trabajadores alistaba bajo la lluvia una broca de un taladro de 1.500 caballos de fuerza para perforar nuevos pozos en el más rentable campo de producción de crudo pesado de la petrolera Ecopetrol, en Colombia.
La plataforma en el campo Castilla, situado en los Llanos Orientales, forma parte del plan de inversiones de entre 3.500 y 4.000 millones de dólares de Ecopetrol previsto para este año con el propósito de impulsar la producción y reponer sus limitadas reservas.
El plan -que representa un aumento de más de 1.000 millones de dólares frente a los 2.200 millones que invirtió el año anterior- incluye perforar 620 nuevos pozos y aumentar su producción a 725.000 barriles promedio diarios (bpd) equivalentes de crudo y gas, desde los cerca de 701.000 bpd actuales.
La firma está trabajando en un objetivo más agresivo, para elevar la producción hasta 870.000 bpd en 2020.
En ese sentido, la Orinoquía es considerada el tesoro más preciado de Ecopetrol, al arrojar el año pasado más de la mitad de las utilidades que registró en total el grupo empresarial, que además posee oleoductos y refinerías.
Dentro de esa región, Castilla es clave. El campo está bombeando alrededor de 115.000 bpd, pero debería acercarse a 125.000 para fines del próximo año, dijo a Reuters José Cotello, vicepresidente de la Regional Orinoquía de Ecopetrol, que incluye los campos Castilla y Chichimene.
La expansión lo convertiría en el campo de producción más grande del país. Castilla bombea crudo pesado, que normalmente se vende con un descuento frente al crudo ligero que es más fácil de refinar.
No obstante, en este momento hay mayor demanda de ese crudo entre las refinerías en el mundo debido a una caída en la producción de petróleo similar en la vecina Venezuela, donde la falta de inversión ha llevado a la producción a su nivel más bajo en décadas.
Ecopetrol destinó 1.100 millones de dólares en capital para la Orinoquía, casi el doble que el año anterior, pero la ejecución de los recursos dependerá de la llegada de más taladros, demorados por la gran demanda y las violentas protestas de la comunidad que paralizaron la producción en febrero.
Enfurecidos por presuntas violaciones de acuerdos laborales por parte de la compañía para contratar mano de obra local, los manifestantes bloquearon carreteras, invadieron campos y quemaron edificios, incluida una sala de control.
La protesta generó pérdidas por 100 millones de dólares ese mes y retrasó el inicio de operaciones en cinco pozos.
“El gran punto de interrogación es la parte de perforación, porque estuvimos un mes parados y algunos de los taladros que iban a llegar en marzo y abril solo estarán llegando en mayo, junio y julio”, dijo Cotello.
Pero a medida que los precios internacionales del crudo se recuperan a sus niveles más altos en los últimos tres años y medio, Ecopetrol anunció la reactivación de las campañas de perforación en siete campos y duplicó el número de taladros frente al 2017, con 28 trabajando de manera simultánea para el segundo semestre y otros 25 en conjunto con sus socios.
“Estamos enfocados en producción pero principalmente en incorporación de reservas”, aseguró Cotello, durante un recorrido por los campos.
Colombia corre contra el reloj para elevar sus reservas petroleras, que al cierre del 2017 se situaron a unos escasos 5,6 años según estimaciones del Ministerio de Minas y Energía, y para el caso de Ecopetrol son de 7,1 años, unos números muy por debajo del promedio de casi 12 años para las principales compañías de petróleo y gas del mundo.
PROTESTAS, ATAQUES Y RETRASOS
Ecopetrol espera acelerar la inversión en la segunda mitad del año tras gastar solo 405,4 millones de dólares durante el primer trimestre, debido a las protestas y a que las elecciones presidenciales ralentizaron el gasto.
Las leyes anticorrupción prohíben a las empresas públicas abrir procesos de licitación para contratar durante las campañas electorales. Ecopetrol es controlada en un 88,5 por ciento por el Estado.
El presidente electo, Iván Duque, ha prometido respaldar la industria petrolera, con mano dura contra los grupos rebeldes que atacan los oleoductos e inversiones en las refinerías del país, controladas por Ecopetrol. También ha prometido recortes de impuestos a las empresas, incluidas las del sector petrolero, sin que haya ofrecido más detalles.
Colombia ha luchado por atraer inversiones y mantener la producción de crudo, en escenarios en los que los conflictos, las protestas y los ataques guerrilleros han interrumpido las operaciones en muchos casos.
La operación del oleoducto Caño Limón, propiedad de Cenit -una filial de Ecopetrol- permaneció suspendida durante seis meses hasta la semana pasada a causa de 58 ataques atribuidos por las autoridades al Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El cierre de la tubería no ha afectado la producción ni las exportaciones del campo Caño Limón, operado por Occidental Petroleum Corp. El crudo del campo se transporta a través de un oleoducto más pequeño, según fuentes de Ecopetrol.
“Lo que me llegaría a preocupar es que el tema de orden territorial con las protestas y las disidencias (de las guerrillas) llegue a frenar en algún momento la intención de inversión”, dijo Jairo Lastra, gerente de inversiones de Lastra Capital Management y quien trabajó en la mesa de dinero de Ecopetrol.
La expansión en las inversiones es un gran cambio para una empresa que fue golpeada por la caída global de los precios del crudo que en el 2015 le llevó a reportar pérdidas por más de 1.000 millones de dólares, la obligó a reducir perforaciones y a cerrar un campo petrolífero. El aumento de los precios del crudo está dando a la empresa el efectivo que necesita a pesar de los desafíos. La compañía triplicó su utilidad neta en el primer trimestre a 2,61 billones de pesos (923,3 millones de dólares).
“La crisis ya está en el espejo retrovisor, no hay más restricción de capital”, resaltó Cotello.
Reuters: Por Nelson Bocanegra y Julia Symmes Cobb (Reporte adicional de Mariana Párraga en Houston. Editado por Luis Jaime Acosta y Juana Casas)