Es la apariencia de un país. Las montañas de basura en toda Venezuela son un reflejo de un sistema que fracasa, donde pocos servicios funcionan, pero la recolección de basura apenas subsiste, es moribunda.
Por Judith Valderrama / Los Andes Semanario del Táchira
Ya es casi imposible seguir manteniendo un servicio de recolección, cuando un caucho para un camión equivale al pago de dos meses del servicio de una flota de gandolas, como sucede en San Cristóbal, estado Táchira. Ninguna empresa quiere trabajar porque los transportes se deterioran y no hay como sustituir los repuestos que requieren.
En los seis meses de gestión del alcalde Gustavo Delgado, ya se han originado siete paralizaciones de la recolección de basura en el municipio San Cristóbal, la última, que recién se levanta fue de 13 días, tomando en cuenta esa referencia, más de la mitad de su gestión no se ha podido prestar el servicio de recolección.
La ciudad capital del Táchira es un monumento a la basura, en las avenidas y comunidades los cerros de desechos son la decoración que no falta, con estos las moscas, ratas y gusanos que incrementan la insalubridad y con ellos la morbilidad de una población que no tiene cómo atenderse, con un sistema de salud también colapsado y unos medicamentos incomprables.
El director de Empresas y Servicios de la alcaldía de San Cristóbal, José Antonio Simones, explica que desde el 17 de diciembre del año 2017 inició un incendio que nunca se ha detenido, lo que no permitió ingresar más desechos al vertedero del municipio Torbes por un largo periodo. Con este siniestro fueron colapsando los patios de ingreso del vertedero y no tenían donde depositar los desechos.
La basura genera gas butano y metano que es muy explosivo y no se ha controlado el fuego, sigue vivo desde hace siete meses en el vertedero de San Josecito.
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