Debía ser el presidente centrista capaz de atajar las divisiones en Irán e impulsar un crecimiento económico que refrenase la exigencia de reformas, pero cinco años después Hasan Rohani, que apostó fuerte por un acuerdo nuclear hoy amenazado, aparece debilitado.
El aniversario de su toma de posesión, el viernes, no fue celebrado, en un país golpeado por una aguda crisis económica y preocupado por las repercusiones de las sanciones estadounidenses que entrarán en vigor el martes.
Desde que Estados Unidos se retiró en mayo del acuerdo nuclear de 2015, pieza clave de la estrategia del presidente iraní, Rohani se tambalea.
“El problema con Rohani es que no tenía un plan B”, señala a la AFP un periodista de la televisión estatal iraní. “Atraer inversiones extranjeras era su plan A, B, C y D”.
Promesas incumplidas
Pero ya antes de que Estados Unidos se retirara, el acuerdo nuclear había decepcionado las expectativas iraníes.
Rohani había fijado un objetivo de 50.000 millones de dólares en inversiones extranjeras durante el primer año de aplicación del acuerdo, pero sólo se registraron 3.400 millones, según el Banco Mundial. Las empresas y bancos extranjeros no se fiaban de las posibles sanciones estadounidenses.
Además, se tomaron pocas medidas contra la corrupción, el desempleo –especialmente alto entre los jóvenes– y la enorme deuda que envenena el sistema bancario.
Según el “barómetro Rohani“, un indicador creado por la empresa estadounidense ASL 19, el presidente iraní apenas cumplió 20 promesas electorales de 100, y hay 17 aún en proceso.
Aunque logró reducir la inflación e hizo que la red de internet funcione mejor, las promesas no cumplidas “provocaron la decepción de numerosos partidarios”, señala ASL 19.
Por primera vez, el Parlamento convocó a Rohani para explicar en las próximas semanas su plan de rescate de la economía.
“Tiene amigos en el gobierno, pero en ningún otro sitio”, afirma Mohamad Reza Behzadian, exresponsable de la Cámara de Comercio de Teherán.
Para los progresistas iraníes, su balance en el ámbito de los derechos humanos es el que mejor muestra las debilidades de Rohani.
Su incapacidad para obtener la liberación de presos políticos y para impedir el bloqueo del servicio de mensajería más popular en Irán, Telegram, mostró el fracaso de las promesas hechas durante la campaña.
“Cada presidente hizo las mismas promesas para provocar esperanza pero, una vez elegidos, no hacen nada. Si volvieran a celebrarse [elecciones], no votaría por Rohani, no votaría a nadie”, reconoce en Teherán Arash, un fotógrafo de 21 años, resumiendo el estado de ánimo entre los jóvenes iraníes.
“Interés nacional“
Según un diplomático occidental, Rohani “eligió no pelear […]. Habría tenido que aprovechar su presidencia para defender causas como las de Telegram, pero no lo hizo”.
A pesar del escaso apoyo que tiene, los analistas ven poco probable que Rohani sea destituido, sobre todo porque no se vislumbra ningún sustituto a la altura.
Numerosos responsables conservadores, que lo acusan de ignorar a los pobres y de acercarse a Occidente, se unieron a él ante el temor de que haya una agitación generalizada.
Hasta el diario ultraconservador Kayhan, muy crítico con el presidente, dijo: “Debemos dejar de lado nuestras diferencias, por el interés nacional y la supervivencia de la nación”.
Para sobrevivir los tres años que le quedan de presidencia, Rohani ya piensa en la forma en que podría conseguir favores de los conservadores.
“Probablemente ajustará su política extranjera. Ya no puede permitirse defender un enfoque conciliador respecto a Estados Unidos, aunque también debe mantener un ojo puesto en Europa para intentar salvar lo que queda del acuerdo nuclear”, explica Adnan Tabatabai, director del centro de reflexión alemán CARPO.
“No creo que el Guía Supremo desee que [Rohani] fracase”, dice en alusión al ayatolá Ali Jamenei, la personalidad más importante del Estado y el responsable último de las principales cuestiones sensibles. Pero Rohani “deberá establecer un paquete de medidas económicas para recuperar el apoyo del pueblo iraní”.
AFP