Algunos cambios en la política de privacidad de la red social suponen un mazazo para las sociedades sin libertades
Por Yoani Sánchez en 14yMedio
Facebook está cambiando su política de privacidad, un escenario que era fácil de prever tras el escándalo de filtración de datos de Cambridge Analytica que afectó a 87 millones de cuentas de esta red social. En abril pasado Mark Zuckerberg, consejero delegado y fundador de la empresa, anunció cambios para evitar que se repitiera una situación similar.
Hasta aquí, nada debía preocuparnos a los que hacemos uso de esta plataforma para difundir historias, informar sobre nuestras realidades y buscar un mínimo de protección ante la embestida represiva de ciertos regímenes. Más bien parecía que íbamos a estar más protegidos de la vigilancia, los ataques y el robo de datos.
Sin embargo, muchos de los que vivimos en sociedades donde las libertades están conculcadas también padecemos de dificultades para conectarnos a la web. De ahí que usemos caminos que van desde los básicos mensajes de solo texto de la telefonía móvil (SMS), hasta el correo electrónico o los servicios como IFTTT y Buffer, que permiten actualizar varios perfiles a la vez y conectarlos entre sí.
El 1 de agosto una noticia cayó como un mazazo. HootSuite advirtió que desde sus cuentas no se podrá colgar contenido en los perfiles personales de Facebook. Con ese anuncio, mis posibilidades de mantener mi muro actualizado se reducen significativamente. La mayor parte de las veces utilizo servicios de terceros debido a mi limitado acceso a la web y lo pesada que resulta esta página para las lentas conexiones en la Isla.
Por un largo tiempo pude colocar mi voz en Facebook, de manera regular y actualizada, porque HootSuite me permitía preparar los mensajes, programarlos, sacarlos a la luz al unísono en varios servicios online y aprovechar unos breves minutos en una zona wifi del monopolio estatal de telecomunicaciones (Etecsa) para narrar mi realidad. Con el cierre de esa posibilidad temo que mi presencia por esos lares no será tan frecuente.
Algunos amigos me convocan a no desesperarme y me recuerdan que Etecsa anunció que la llegada de internet a los móviles cubanos estaba “casi a punto”. Pero poner las esperanzas en una empresa que es responsable de nuestro atraso tecnológico no me parece realista. Tampoco tengo claro si cuando el servicio de navegación web llegue a los celulares será posible entrar a esta red o si el Gobierno intentará imponernos algún sucedáneo local, controlado y “seguro”.
Cuando los administradores de Facebook decidieron echar el cierre a muchos servicios de terceros no previeron la fragilidad en la que dejaban a miles o millones de usuarios que a lo largo del planeta viven restricciones en su conectividad, sea por problemas de ancho de banda o de censura. El portazo a esa comunidad, sin haber mejorado antes las herramientas propias que permitan de manera efectiva y segura sortear esos obstáculos es, cuando menos, un desaire. Esta red social tiene un compromiso con todas esas personas que se han valido de múltiples vías para hacer escuchar su voz. Ahora no puede cortarles los puentes.
Esos “internautas sin internet”, o con poca internet, eligieron servicios de terceros porque el gigante azul se ha movido muy rápido en la dirección de brindar servicio a sociedades cada vez más conectadas, a usuarios con móviles cada vez más inteligentes y a países donde se habla de gobierno digital y de la internet de las cosas, pero ha sido torpe en seguir impulsando herramientas más básicas que permitan a cualquier individuo con un viejo móvil y una idea que contar, colgar contenido en su muro.
Queda ahora que la red del “Me gusta” y las caritas sonrientes se afane en buscar soluciones para esos usuarios, ponga sus equipos a trabajar también para esa fracción del mundo que no tiene un acceso fluido a la red pero necesita de ella como escudo protector, canal de denuncia y plana informativa.
Vamos, Facebook, tú puedes hacerlo… porque con Etecsa no contamos…