La semana pasada expusimos algunas ventajas que trae consigo la aplicación de tecnologías biométricas en la administración del electorado, específicamente en lo que refiere al registro de nuevos electores. En aquel artículo analizamos cómo estos sistemas, utilizados por algunos organismos electorales y registros civiles, facilitan la inscripción de nuevos ciudadanos en los padrones, así como buscan garantizar la inclusión de todos los individuos aptos para ejercer el derecho al sufragio. En esta nueva entrega, examinaremos por qué estos sistemas también funcionan para el resguardo de la identidad de cada votante, y cómo reducen los riesgos de suplantación de identidad, salvaguardando la facultad democrática de que por cada elector se emita un solo voto.
Para cualquier autoridad electoral diseñar un sistema que resguarde la identidad de los electores resulta una de las preocupaciones fundamentales, pues de ello depende gran parte de la integridad de la elección y la transparencia de sus resultados. Ante las crecientes denuncias de suplantación de identidad y de turismo electoral (cuando un elector es trasladado a otra región para emitir su voto) los organismos comiciales han optado por implementar herramientas tecnológicas que les permitan a las juntas y colegios electorales identificar a los ciudadanos, asegurándose de que cada uno sea quien dice ser, emita su voto en la zona correspondiente a su domicilio y sufrague una sola vez.
Para ello, muchos organismos se han servido de los sistemas biométricos, que implican “la medición y análisis de datos físicos o características de comportamiento, como medio para verificar e identificar un individuo”. La amplia gama de características biométricas que pueden ser medidas incluye huellas dactilares, impresiones de la palma, retina y escaneos de iris, patrones de voz y perfiles de ADN”.
Existen dos tipos de sistemas biométricos:
- De verificación biométrica: Donde un individuo que reclama una identidad proporciona un nombre y fecha de nacimiento y cuyas características biométricas son capturadas y comparadas con las características biométricas previamente capturadas y confirmadas de ese individuo. Dicha comparación de uno a uno determina si el individuo es de hecho quien dicen ser.
- De identificación biométrica: Donde el individuo no necesita reclamar una identidad, pues sus características biométricas se capturan y se comparan con todas las características biométricas capturadas previamente, almacenadas en un sistema biométrico de base de datos. Esta comparación de uno a muchos busca determinar quién es el individuo.
También señalamos en el artículo anterior que, según International IDEA, “a partir de 2016, el 35% de los más de 130 organismos de gestión electoral (EMB) encuestados capturaron datos biométricos como parte de su proceso de registro de votantes”.
La tecnología biométrica es ampliamente utilizada en los procesos de registro en América Latina; ejemplo de ello es el Proyecto de Identificación Biométrica de la Justicia Electoral en Brasil, donde se implantó la identificación y verificación biométrica de la huella digital a nivel nacional y cuyo objetivo pretende “garantizar que el elector sea único en el catastro electoral y que, al presentarse para el ejercicio del voto, sea el mismo”.
En el año 2008 la Justicia Electoral de Brasil realizó un proyecto piloto que involucró a más de 40 mil electores en los municipios de Colorado del Oeste (RO), São João Batista (SC) y Fátima do Sul (MS). El TSE explicó que “tanto el registro biométrico como el reconocimiento de las huellas digitales durante las elecciones fueron un éxito”, por lo que en las elecciones de 2016 un total de 46.305.957 electores estaban aptos a votar por medio de la identificación biométrica (32,13% del electorado total de 144.088.912) en 1.541 municipios (27,67% del total, de 5.568).
Para este año la meta del TSE fue alcanzar a registrar en el sistema de identificación de electores por huellas dactilares a más de la mitad del electorado brasileño, es decir, añadir 9,8 millones de electores a los actuales 72,6 millones (49,6% del total) para alcanzar los 82,5 millones (56,5% de los 146, 5 millones de brasileños aptos para votar).
El registro biométrico, que comenzó en 2008, busca abarcar la totalidad de los electores en 2022 y así brindar “más seguridad al reconocimiento individual del elector en el momento de ejercer el voto sin basarse sólo en los documentos (identidad y título de elector)”. La intención es que, con las herramientas de la biometría, estos datos sean compartidos con otros órganos, para así unificar la identificación civil en el país.
Registro de datos Biométricos (Brasil)
Para el registro de datos biométricos se recogen la firma electrónica del elector, su foto (con medidas de la cara) y sus huellas dactilares. El procedimiento se realiza a través de un “registro ordinario” o una “revisión del electorado”. Este último es convocatorio, haciendo obligatorio la comparecencia de todos los electores del municipio en un plazo preestablecido. El registro ordinario tiene un plazo más elástico, no es convocatorio, pero es obligatorio, o sea, a medida que el elector espontáneamente busca el Notario electoral, obligatoriamente será registrado biométricamente. En ambos casos ocurrirá una revisión / actualización de su registro, sea de los datos personales, de la dirección etc.
En el caso del Distrito Federal el registro biométrico es “ordinario”, es decir, ya fue incorporado al proceso de atención normal de los electores, por lo que es obligatorio llevar un documento oficial de identificación con foto y comprobante de residencia actualizado.
Durante el registro, se capturan las huellas dactilares de los dedos de las manos del elector, cosechada su firma y foto (con medidas de la cara) digitalizadas y actualizadas los datos biográficos,además de ser emitido un nuevo título electoral (por regla general, el número de la inscripción sigue siendo el mismo).
En la votación con procedimiento de identificación biométrica, el elector pasa a tener la identidad confirmada al colocar su huella digital en el terminal de la urna electrónica, por lo que ya no es obligatorio firmar el cuaderno de votación.
Brasil es pionero en la implementación de tecnología en procesos electorales. Recordemos que sus soluciones empezaron a implementarse en la década de los 90 y fueron impulsadas por el Tribunal Superior Electoral.
El caso de Brasil nos muestra que cuando existe voluntad política y un organismo electoral fuerte e independiente, se puede avanzar en materia de incorporación de tecnología, incluso con las dificultades geográficas y la inmensa cantidad de electores (150 millones).