Huascar Barradas, un maracucho de pura cepa, que aún se estremece cada vez que llega a Maracaibo y “comienza a pasar el puente”, soñó con ser músico. “Cuando uno es pequeño, uno comienza las cosas como una diversión, como quien juega pelota, basquetbol o tenis. Con los años, la flauta comienza a ser mi profesión”, reseñó Fedecámaras Radio.
Confiesa que cuando salió de bachillerato pensó en estudiar veterinaria, “también agronomía, incluso pensé en zootecnia porque me encantan los animales. Nunca pensé que iba a irme por ese lado pero me salieron becas etc y el mundo me jalò para donde tenía que ir“
Dice que después de muchos años, reafirma que no se equivocó “la música es algo que me disfruto a plenitud y encima me pagan por eso “
Por qué la flauta?, le preguntó Reinaldo Pulido, en el espacio de Turismo en Línea “Es una cosa que me vino natural. Yo tenía 9 años y cuando me preguntaron, dije la Flauta. Mi papá siempre nos llevaba para la retreta, en la plaza Bolívar de Maracaibo. Mi papá es periodista y publicista y siempre tuvo mucha inclinación por el arte. Mi mamá es abogado, humanista. Mi papá es de Barquisimeto y es muy común que allá, todos toquen un instrumento, mis tíos, los serenateros, todos tocan un instrumento “
Huascar Barradas estudió una licenciatura en música en los Estados Unidos, tiene un postgrado en Alemania y otro en música barroca. “Los que conocen mi carrera desde hace pocos años, no saben que ya tengo una carrera de 30 años tocando en orquestas sinfónicas”
Estudioso, minucioso, disciplinado, Huascar se atrevió a innovar desde el virtuosismo ,“mi meta era darle una sonoridad más contemporánea, más universal a la música tradicional venezolana y utilicé lo que aprendí de la música clásica, del jazz, del flamenco y la música actual , lo urbano, el pop , el hip hop y eso es lo que conoce la gente de mi música, el estilo Huascar”
Comentó a cerca de la paz que se necesita para componer su propia música, de sus discos, de los músicos que ha invitado para cada uno de sus inventos y de las cosas que han ocurrido en cada grabación y gira. También sobre su vida, sus sueños y sobre esos proyectos que hacen, simplemente, que pierda el sueño.
Una plaza?, le pregunta Pulido “Praga, una ciudad mágica, donde uno siente que tiene 150 años y habla con Mozart o Kafka. Una montaña?, los Alpes Suizos y El Avila , que sigue siendo para mi muy, muy especial. Un destino? Choroní…muy buena rumba. Una comida? Soy muy cachapero, cachapa mata arepa. También me gusta mucho la comida callejera maracucha: un yoyo, una tumbarancho, un patacón de plátano maduro , algo maracucho con carne o pernil. Una bebida? Un baileys, el vino oporto, una buena copa de vino tinto. Soy como una “jevita”, tomo cosas dulces como una piña colada etc, salgo muy económico. Un restaurante? El carrito verde de Caurimare de comida mexicana, el de Mari, que te atienden como en tu casa”. Un hotel?…después de mucha risa, como quien evoca esos momentos de una muy buena historia, “el Hilton de Kuala Lumpur y otro en Turquía, en Ankara, en el casco histórico, me gustó mucho porque era todo de madera”
Al fondo, la clásica voz del aeropuerto interrumpe la conversación para llamar a la salida del próximo vuelo y es la flauta, la que una vez más recorre millas,en la maleta de un maracucho del mundo llamado Huascar Barradas
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