La expresidenta argentina Cristina Fernández dijo este miércoles en una sesión del Senado en la que se debaten sus problemas judiciales que no se arrepiente “de nada” de lo que hizo cuando estuvo en el poder y tildó de “descarada, humillante y grosera” la “manipulación” de “hostigamiento” que asegura sufre.
“Si creen que con esto van a hacer que cambie mis ideas, o que vote lo que ustedes quieran… no. Mal o bien pertenezco a una generación que creció con el miedo de que lo fueran a buscar para torturarlo, violarlo, desaparecerlo o tirarlo al mar”, sentenció la actual senadora durante su intervención.
En concreto, la Cámara Alta debate si autoriza a la Justicia a realizar registros en las casas de Fernández, que tiene fueros parlamentarios, por estar imputada en una causa en la que se investigan millonarios sobornos de empresarios de la obra pública a funcionarios de los Gobiernos kirchneristas (2003-2015).
“Hoy estamos tratando una medida, en este caso allanamientos de un senador que es inédita”, aseveró la exmandataria en un largo y vehemente discurso en el que defendió su Presidencia y negó cualquier tipo de acusación en su contra, al tiempo que lanzó fuertes críticas a la gestión del actual presidente, Mauricio Macri.
No obstante, gran parte de su discurso giró en torno a la influencia que a su juicio tiene su sucesor en su situación judicial.
“Si algo faltaba para consagrar la persecución política y el uso del poder judicial como instrumento de persecución política en Argentina era esta causa”, enfatizó Fernández, que recordó que tiene seis causas abiertas, cuatro de ellas, incluida la de los sobornos, por “asociación ilícita”.
En este sentido, comparó sus problemas judiciales a la persecución que asegura se está produciendo a otros exlíderes de Brasil o Ecuador.
“Estas persecuciones les pasa a los que con errores y aciertos creemos en algo y defendemos ese algo. Y yo creo en lo que hice como presidenta de los argentinos: creo en la redistribución del ingreso, en el emponderamiento de los derechos, en las universidades publicas… en el desendeudamiento como un instrumento de autonomía…”, sentenció.
“No me arrepiento de nada de lo que hice”, subrayó, e hizo como excepción que “en todo caso” se arrepiente de “no haber sido lo suficientemente inteligente” para “convencer y persuadir” de que lo que estaba haciendo, “con errores o aciertos”, había mejorado la vida de “millones de argentinos”.
La expresidenta hizo una comparación de su situación con la última dictadura (1976-1983).
“No es necesario andar matando dirigentes y gente. Hay otra forma de desaparición”, afirmó, y añadió que la alta presión mediática “es una forma de presión” sobre los legisladores.
“Es lícito que haya gente que no me quiera, yo tampoco quiero a algunos, lo que no es lícito es que quiera hacerse aparecer como que estamos ante un sistema justo, transparente y jueces imparciales”, destacó.
En su convencimiento de que el Ejecutivo de Macri impulsa su persecución, se mostró tajante.
“Yo no soy el problema de este Gobierno, el principal problema son ustedes mismos y sus políticas espantosas”, arremetió.
Por último, se dirigió también hacia el resto de sus compañeros del peronismo, muy dividido en los últimos años, donde dijo que hay “fuego amigo”.
“Si mañana un rayo me partiera y de mí quedaran solamente esparcidas las cenizas hay algunos que no llegarían nunca por el voto popular a presidente. Lo lamento, pero no soy yo el problema”, concluyó.
EFE