Y con su modus operandi han cambiado, a mejor, el mundo de los viajes
Son la generación que más viaja de la historia y han forzado a la industria turística a adaptarse a sus gustos en tiempo récord. Así han cambiado, a mejor, el mundo de los viajes.
Por Viajes Boletín
CUENTAN CON HOTELES CADA VEZ MÁS PERSONALIZADOS Y ESPECIALES
Hubo una época en la que no se conocía la palabra hostel -y no digamos ya el término poshtel-, en que hostal era sinónimo de cutrerío y en que, prácticamente, sólo existían moteles, hoteles baratuchos, hoteles familiares de todo incluido y hoteles de lujo. ¡Y en el que incluso se vivía durante largos períodos en pensiones!
Este panorama, que al millennial le sonará sólo por haberlo visto en películas, ha cambiado radicalmente en los últimos años.
Como decíamos, los hostels se han configurado como opciones de alojamiento a buen precio que no renuncian al diseño, a extras propios de un boutique e, incluso, a todo un storytelling lleno de personalidad, como sucede con el francés Jo&Joe. De hecho, se podría decir que ya no es tanto su asequibilidad lo que embauca a los huéspedes, sino su estilo desenfadado e informal, con especial acento en la creación de lazos con otros viajeros y con la comunidad local.
Por otra parte, y como apuntábamos, están los hoteles boutique, esas joyitas llenas de encanto que nacieron a principios de los 90 como reacción ante las grandes cadenas, y que igual te puedes encontrar en el centro de una ciudad o a la orilla del mar. Son pequeños, cercanos, exclusivos y poseen un carisma único, pues no hay dos iguales. En resumen: son todo lo que adora un millennial.
Eso mismo sucede con los hoteles creados específicamente para ellos, que suelen ofrecer además chucherías de lo más contemporáneas a sus huéspedes. Por ejemplo, está este The Hollander, que presenta a los clientes a través de Instagram; el Conrad Maldives Rangali Island, que tiene un mayordomo dedicado a esta red social para sacar tus mejores ángulos, o el Ushuaia, que tiene una Xbox en cada habitación y tecnología que permite compartir tus mejores momentos en Facebook usando tan sólo tu huella dactilar.
SUS POSIBILIDADES DE ALOJAMIENTO SON INFINITAS
Y no hablamos sólo de alquilar casas rurales o de buscar cama en el omnipresente Airbnb, que, no lo olvidemos, nació como algo más que pisos que gentrificaban las grandes urbes. De hecho, su atractivo radicaba -y radica- en que nos brinda la posibilidad de alojarnos en lugares únicos en el mundo, así como de estar en contacto con locales.
Hablamos también de posibilidades como el Couchsurfing, que permite intercambiar cama, de forma gratuita, con habitantes de cualquier parte del mundo, o incluso de dormir en tu propia furgoneta, un fenómeno en alza. Y, por supuesto, también contemplan la posibilidad de encontrar alojamiento sin coste a cambio de cuidar mascotas. Y hablando de mascotas…
HAN CONSEGUIDO VIAJAR CON SUS MASCOTAS
En un mundo en el que los jóvenes tienen hiijos/as cada vez más tarde -o no los tienen, lo que ha promovido el auge de los alojamientos sólo para adultos-, las mascotas se han convertido en parte esencial de la familia. Queremos compartir cada momento con ellos, y queremos que, además, nos lo pongan fácil.
Ahora, los millennials ya podemos viajar con nuestros peluditos en avión, tenemos apps que nos permiten saber qué agencias cuentan con servicios petfriendly y llevamos el móvil lleno de aplicaciones que nos dicen desde en qué países hasta en qué hoteles y restaurantes son bienvenidos nuestros mejores amigos. ¡Si hasta nos atrevemos a dar la vuelta al mundo con ellos…!
HAN LOGRADO QUE VIAJAR CON SUS HIJOS SEA ‘COOL’
Festivales con zonas para niños, ciudades de moda con planes perfectos para los más pequeños y hasta aviones en los que practicar colecho. Se acabó eso de no salir hasta que el crío cumpla seis años; ¡hoy están de viaje hasta antes de nacer! El millennial que sí tiene hijos quiere fardar de ellos y hacerles cómplices de sus aventuras, hasta de las transoceánicas… y, de paso, convertir a toda la familia en estrellas de Instagram.
HAN AMPLIADO EXPONENCIALMENTE SUS HORIZONTES
Hace apenas dos décadas, los destinos a los que viajábamos eran siempre los mismos: la típica ciudad costera, la gran capital europea y, con suerte -y gran dispendio-, el Caribe. Hoy en día, sin embargo, no hay rincón del planeta que no encuentre su viajero/a ideal, y sabemos que en cualquier lugar, hasta la visita al pueblecito más desconocido puede convertirse en un gran viaje.
Parte de la culpa de esta ampliación de horizontes las tienen las compañías aéreas de bajo coste, que abrieron vuelos a destinos, hasta entonces, ‘inesperados’. Y otra parte de la culpa la tienen las redes: el ser humano millennial, animal social donde los haya, se deja guiar por plataformas como Instagram para descubrir sus próximos viajes. Así las cosas, el 44% de los millennial utiliza las redes sociales para decidir dónde viajar, según este estudio de Booking, y la gran mayoría confiesa que las imágenes y vídeos de sus amigos les influyen más que los de las compañías de viajes, según este otro de Phocuswright.
Por supuesto, el acceso constante a internet también ha producido que hallemos restaurantes que, de otro modo, nos pasarían completamente desapercibidos.
Además, nos ha dado la oportunidad de convertirnos en nómadas digitales, estableciendo nuestro hogar allá donde alcance el 3G y sin darle muchas vueltas al cambio de código postal. Al fin y al cabo, somos la generación Erasmus, la que más viaja, concretamente, un 32% más que aquellos con edades comprendidas entre los 40 y 51 años, según este trabajo de la American Society of Travel Agents (ASTA).
HAN CAMBIADO LA EXPERIENCIA DE VUELO
Fueron los primeros en apuntarse a la moda de las low-cost, y siguen adorando una buena ganga, pero, ahora que han crecido un poco, no se conforman con los servicios mínimos: quieren lo mejor.
Pensando en sus gustos se han creado aerolíneas como Joon, una rama de Air France que apuesta por ofrecer a bordo series y menús bio en un ambiente informal; mientras que otras, como Qantas, ofrecen servicios de streaming de forma gratuita durante el vuelo.
La cosa es no aburrirse: para evitarlo, los millennial hacen uso de apps que los entretienen en el aeropuerto, con las que, además, aumentan la eficiencia del viaje.
También están enganchados al móvil en el avión, donde aprovechan para ir comprando entradas para los mejores espectáculos de su destino. De hecho, se preguntan constantemente cómo era posible viajar antes del 4G, sin webs en las que comparar precios y opiniones, sin Google Maps para que te ayude hasta a aparcar… ¡sin Tinder para “conocer” gente (guiño, guiño) durante el viaje! Pero, inexplicablemente, sus padres siguen haciéndolo y, aunque ya no viajen exactamente como antes, es un secreto a voces: ¡nunca lo harán tan maravillosamente como ellos!