Sin embargo, la cuestión es un mucho más profunda tanto como la profundidad del Orinoco. La lucha en el interior y el exterior se agudiza porque el anhelo de cambio pasa factura. ¡Hasta cuándo! Es una de las aturdidoras y desesperadas expresiones que se escucha en cualquier cola o conversación cotidiana y es que, el tiempo pasa factura.
Ya pasaron 20 años de que “las familias” de Mario Puzo pero venezolanizadas tomaran el poder con su Padrino, el “intergaláctico difunto” a la cabeza. Hoy, su líder no está y su sucesor pronto tendrá la misma suerte o quizás una un poco más modesta. “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista..” y dada las circunstancias el cuerpo no resistirá por mucho tiempo aunque digan que “nos hemos acostumbrado”.
Ahora, surge una interrogante muy interesante dada las circunstancias y la fe puesta en la proximidad de un futuro mejor: ¿Estamos preparados para gobernar y liderar los procesos que están por venir? La premisa del “luego de la tormenta viene la calma” está incrustada en la mayoría de los corazones y pensamientos de nuestros compatriotas pero, ¿Estamos listos para esa “calma”? Debemos revisar exhaustiva y profundamente nuestro “plan abecedario” porque esta realidad pronto cambiará.
¿Qué haremos con un país dividido ?, ¿Que haremos con una sociedad polarizada entre “los con carnet” y “los sin carnet”?, ¿Qué plan hay a corto plazo para medio estabilizar la economía y frenar la estanflación?, ¿Que garantías habrá para ese pueblo chavista desilusionado y para aquellos revolucionarios de verdad que fueron defraudados?, ¿Empezarán juicios de “Nuremberg” a la criolla?, ¿Seguiremos con las regalías de gasolina y subsidios?, ¿Estamos preparados para decirle a Juan que debe pagar el agua y a María el recibo de luz?, ¿Verdaderamente existe gente de cambios o solo es un cambio de gente? Y así, un sinfín de preguntas que están rondando a lo largo y ancho del territorio venezolano. Nuestro pueblo nos exige inflexiblemente altura, compromiso y seriedad para la reconstrucción de nuestra nación.
Las respuestas deben llegar porque el pueblo espera. La esperanza y convicción debemos inyectarla en cada médula espinal y la confianza como antídoto para evitar la hemorragia que muchos han causado. La frase de un doncito de Guatire, a quien lo apodan “el padre de la democracia” sigue vigente: “No profeso ese universalismo de quienes se autotitulan ‘ciudadanos del mundo’. Antes que todo y primero que todo, soy venezolano. Siento y pienso como ciudadano. El interés por mi país lo antepongo, resueltamente al de otra nación“ pues, yo soy venezolano y todos los somos.
@JorgeFSambrano
#RendirseNoEsUnaOpcion