Por Maria Panina / AFP
Rusia llevó a cabo el sábado los bombardeos más “intensos” sobre la provincia siria de Idlib (noroeste), último bastión rebelde del país en guerra, al día siguiente de que fracasara una cumbre tripartita sobre el futuro de esta provincia.
El régimen del presidente sirio Bashar Al Asad y Rusia amenazan desde hace meses con una operación militar en la provincia, limítrofe de Turquía, país que apoya a los rebeldes en Siria. La ONU advierte sobre la posible “catástrofe humanitaria” que provocaría una ofensiva de envergadura en la provincia. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rusia procedió a decenas de ataques el sábado en varias localidades del sur y del sureste de Idlib.
En paralelo, la aviación siria largó unos cincuenta barriles de explosivos en el sector, además de bombardear de manera intensiva con artillería, según la misma fuente que dio cuenta de la muerte de al menos nueve civiles, entre ellos dos niños. El director de la oenegé, Rami Abdel Rahman, indicó a la AFP que se trata de los bombardeos “más intensos” en el norte sirio desde el ataque del 10 de agosto contra Orum al Kubra, que dejó 53 muertos, de ellos 41 civiles.
Según un corresponsal de AFP los ataques aéreos y los bombardeos de artillería se concentraron en varias localidades, entre ellas Jan Sheijun, Latamné y Al Tamania. Un hospital subterráneo situado en las inmediaciones de la localidad de Hass fue tomado como objetivo por lo que la construcción así como parte del material sufrieron daños, .
Cerca de la localidad de Al Muntar, el pánico se apoderó de los habitantes. Mujeres con niños y ancianos se refugiaron en un campo agrícola cercano por temor a un impacto. “Desde esta mañana los bombardeos no cesan”, declaró a AFP Abu Hussein, un desplazado de la provincia de Hama, más al sur, que se refugió cerca de Al Abdin, en la provincia de Idlib. “Cerca nuestro cayeron barriles de explosivos lanzados desde helicópteros”, dijo.
Desde el jueves centenares de familias huyeron de diferentes localidades en el sector sur de Idlib.
Miedo ‘inmenso’
El miedo es “inmenso” entre los habitantes y el personal médico, afirmó a AFP en Ginebra el jefe de los servicio de salud de la provincia, Munzer al Jalil, asegurando que teme “la crisis más catastrófica de nuestra guerra”.
Desde Moscú, el portavoz del ejército ruso, Igor Konashenkov, afirmó contar con “pruebas irrefutables” de que los rebeldes sirios preparan una “provocación” inminente en Idlib sin decir en qué consiste.
Según Moscú, responsables del grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham –formado por ex miembros de Al Qaida que controla el 60% de Idlib–, del Partido islámico de Turkestán y de los Cascos Blancos sirios –los socorristas de las zonas rebeldes– se reunieron el viernes en Idlib para “ponerse de acuerdo sobre un montaje”. “Los que deben formar parte de la puesta en escena de la provocación deben estar totalmente preparados de aquí a la noche del 8 de septiembre [sábado]”, indicó el portavoz en un comunicado.
Este recrudecimiento de la violencia se produce al día siguiente del fracaso de una cumbre tripartita celebrada en Teherán entre los presidentes de Rusia, Turquía e Irán, en la que se decidía el destino de este último bastión antirrégimen que está casi totalmente fuera del poder de Damasco.
“El gobierno sirio tiene derecho a tomar el control de todo su territorio nacional y debe hacerlo”, señaló el viernes el presidente ruso Vladimir Putin, mientras que su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, abogaba por un acuerdo de “alto el fuego” y advertía sobra una “masacre”.
Irán, Rusia y Turquía no lograron superar sus diferencias, aunque acordaron seguir “cooperando” en la búsqueda de una solución para evitar las muertes de civiles.
Teherán, Moscú y Ankara lideran el proceso de Astaná, una serie de discusiones de paz lanzadas tras la intervención militar rusa de 2015. El proceso de Astaná eclipsó las negociaciones de Ginebra bajo égida de la ONU.
El comunicado final del encuentro del viernes se limita a decir que los tres presidentes “decidieron solucionar” la cuestión de Idlib “en un sentido de cooperación que caracteriza al [proceso] de Astaná”.
Unas tres millones de personas, de las que la mitad son desplazados, viven en la provincia de Idlib y en focos controlados por los rebeldes en las provincias vecinas de Hama, Alepo o Latakia, según la ONU.
Ocho organizaciones no gubernamentales, entre ellas Save The Children, advirtieron el viernes sobre “la peor catástrofe humanitaria en siete años de guerra en Siria” en caso de una ofensiva.
El conflicto en Siria, comenzado en 2011, dejó más de 350.000 muertos y obligó a millones de personas a dejar sus hogares.