Veinte bailarinas y bailarines que trabajaron con el coréografo belga Jan Fabre alegaron este jueves que sufrieron humillación y acoso sexual, una denuncia en la línea del movimiento #Metoo.
AFP
Fabre, nacido en Amberes (norte) en diciembre de 1958, es uno de los artistas más famosos y controvertidos de Europa, conocido por su arte de la provocación en sus espectáculos que abordan abiertamente la sexualidad.
Pero en una carta en la revista de arte ‘rekto:verso‘, antiguos empleados describen un ambiente de trabajo tóxico, donde la “humillación era [su] pan de cada día” en el seno de la compañía Troubleyn.
La misiva recoge varios actos de humillación e intimidación sexual, incluyendo sesiones fotográfica “semisecretas“, en la que se ofrecía a los artistas dinero e incluso drogas para “sentirse más libres”.
Los intérpretes que rechazaron el “acercamiento” sexual del coreógrafo vieron sus papeles limitados y recibieron una dosis especial de humillación o manipulación, agrega la carta publicada en el medio neerlandófono.
A Fabre también se le acusa de humillar a las mujeres durante los ensayos con “críticas dolorosas y a menudo abiertamente sexistas” sobre sus cuerpos.
Ocho de los artistas firman la denuncia pública con nombre y apellidos, si bien el resto de los firmantes prefieren no relevar su identidad.
Los firmantes, que explican que los intentos de diálogo con el coreógrafo nunca fructificaron, expresaron su malestar con una entrevista al artista, en el que afirmaba que nunca vio problemas de comportamiento sexual.
La revista ‘rekto:verso‘ ofreció la posibilidad de responder a Fabre, que rechazó las acusaciones. “No obligamos a nadie a hacer cosas que tantos unos como otros consideran por encima de sus límites”, escribió.
Fabre es miembro de la llamada ‘Ola neerlandesa‘ que cautivó la escena artística europea en los años 80 con puestas en escena vanguardistas de obras originales y clásicas.