Un horrendo crimen en el interior de una prisión ha conmocionado a Florida. Un recluso estranguló la pasada semana a su compañero de celda y, tras el asesinato, le sacó los ojos y arrancó una oreja, con la que se hizo un collar para pasearse con ella colgada al cuello ante otros internos.
El suceso, que recoge el periódico Miami Herald, tuvo lugar en un edificio anexo a la prisión de la Institución Correccional del condado de Columbia, en el norte de Florida, que acoge a 3.000 presos, entre ellos algunos de los más violentos del llamado estado del sol.
La víctima es Larry Mark, de 58 años, que cumplía cadena perpetua por asesinar en 1981 en el condado de Broward a un taxista, al que destrozó el cráneo golpeándolo repetidas veces con un objeto contundente para sacarle 35 dólares y un anillo de boda.
En cambio, no se ha facilitado el nombre del agresor. Según fuentes de la prisión consultadas por el mencionado diario, el compañero de celda de Mark estaba furioso con él por importunarle de forma insistente. Hasta que el jueves pasado decidió estrangularlo. Después le arrancó los ojos y le cortó una oreja. A continuación, puso el pabellón auditivo en un cordel alrededor de su cuello y alardeó con su «trofeo» ante otros reclusos durante varios minutos antes del desayuno en el comedor.
Pensaba comerse los ojos
Además, dejó los ojos del preso asesinado en una taza y contó a otros presos que pretendía comérselos o bebérselos más tarde. Se desconoce, según el periódico de Miami, por qué no se echó en falta a Larry Mark en el recuento previo al desayuno.
Ese mismo días, horas después, se produjo una trifulca en otro edificio del complejo penitenciario, supuestamente sin relación alguna con el asesinato. Dos bandas, los Bloods (Sangres) y los Cutthroats (Degolladores), se enfrentaron a cuchilladas a causa de cierto contrabando.