Una persona con un infarto tiene menos probabilidades que en 2017 de superar la crisis en un hospital venezolano, y ninguna si el evento le ocurre de noche.
Por Olgalinda Pimentel / El Nacional
La Encuesta Nacional de Hospitales realizada en 49 centros de salud públicos, clasificados como 3 y 4, es decir, de referencia, y dependientes del Ministerio de Salud y del IVSS, en el área de cardiopatía isquemia aguda (infartos), determinó que la capacidad de diagnóstico y para realizar electrocardiogramas en los primeros 10 minutos a un paciente que ingresa con dolor torácico, se redujo de 87,5 en 2017 a 59,2% en 2018; solo 22,4% de estos centros realizan los procedimientos de día. “De noche no pueden hacer diagnósticos”, afirmó el especialista Carlos Ponte Negretti, directivo de la Sociedad Venezolana de Cardiología y coordinador del estudio “Monitoreo de síndrome coronario agudo 2018”, el cual presentó ayer en la Academia Nacional de Medicina.
El objetivo de la investigación, la segunda desde 2017, era conocer la realidad, que resultó “catastrófica”, sobre la atención a pacientes con esta enfermedad cardiovascular, la primera causa de muerte en el país, e identificar las fallas para tomar medidas, a partir de una serie de terapias y medicamentos esenciales que salvan vidas con una utilización adecuada, oportuna y por el tiempo necesario para reducir la mortalidad. Se buscaba determinar si la muestra comparativa de hospitales cumplía con los estándares mínimos aceptados para atender de manera óptima a los pacientes con infarto, a saber, el suministro de tropomina y aspirina, entre otros. Los resultados fueron desalentadores, indicó Ponte Negretti.
La medición de tropomina, un examen elemental para diagnosticar al paciente con dolor toráxico, no se realiza en ninguno de los hospitales desde 2017.
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