El educador Frank Jugo Westall (62), dueño de la casa hogar Santo Domingo, ubicada en la calle Neverí, de Colinas de Bello Monte, fue asesinado en su residencia, la quinta Chiquinquirá, situada en la prolongación de la avenida Caroní, de misma urbanización, publica el diario El Carabobeño.
Jugo Westall vivía solo y se preparaba para viajar dentro de una o dos semanas a España, donde se radicaría, porque allá viven desde hace tres años su esposa y tres hijos, todos profesionales, graduados en psicología, economía y educación.
El domingo los trabajadores de la casa hogar se extrañaron porque el docente no fue a hacer el chequeo correspondiente, y aumentó su preocupación el lunes cuando eran las 10 de la mañana y no había llegado. Era muy madrugador.
Estaban llamándolo desde las 7 de la mañana y en vista de que no respondía el teléfono, decidieron subir hasta la casa, donde lo encontraron, y avisaron a uno de los familiares que viven en España. Los que residen en Caracas recibieron la llamada desde Europa posteriormente.
Fachada de la quinta Chiquinquirá, situada en la prolongación de la avenida Caroní, Bello Monte. (Cortesía)
El carro Renault twingo, color azul, propiedad de Jugo Westall, no estaba en el estacionamiento, las luces de la casa se encontraban encendidas, había completo desorden en todas las áreas del inmueble de 2 pisos. De la cocina se llevaron un horno microondas, un horno eléctrico, el tablero de las hornillas de la cocina, comida y otros objetos.
Jugo era muy austero, nunca dejaba una luz encendida. En el recorrido por la casa, encontraron el cadáver en el cuarto del servicio, envuelto con una sábana. No tenía lesión aparente, pero mediante la autopsia determinarán si recibió un golpe en la cabeza o murió de asfixia mecánica por sofocación.
Por las características del caso presumen que el móvil del hecho fue el robo. Pudo ser alguien que sabía que el educador se iba del país y pensaban que guardaba dólares o euros. Sin embargo, el profesor solamente tenía pasaje de ida porque en España le esperaban sus familiares.
Jugo era un hombre altruista, con vocación de servicio. Estuvo en el seminario pero después decidió no ser sacerdote, fue camillero en el Hospital Universitario de Caracas, fundó dos casas hogares para albergar a personas de la tercera edad y asesoró a quienes deseaban abrir establecimientos de este tipo. En la casa hogar recibía donaciones, recogía a menesterosos que deambulaban y a ancianos con enfermedades terminales, para llevarlos al albergue y darles cobijo.
Era licenciado en educación egresado de la UCAB, llegó a trabajar con María Cristina Iglesias, quien fue su asistente antes de este gobierno, y el actual ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, le acompañó en jornadas de alfabetización por zonas populares, hace varias décadas.
En Caracas queda una hermana de Jugo. Un hermano vive en España y otro que padecía de parkinson falleció en ese país, a donde se fue porque aquí no conseguía medicamentos, pero su mal estaba muy avanzado.
El sábado a las 5 de la tarde fue la última vez que hablaron con el y todo andaba normal.
Funcionarios del Cicpc acudieron a la vivienda, buscan cámaras de seguridad que hayan captado imágenes, pero las que ubicaron son de baja resolución. La vivienda está en una calle ciega, donde hay solamente cuatro casas, la reja de entrada está dañada, y la zona es muy solitaria.
Jugo pudo haber sido sometido cuando entraba a la casa, o sus victimarios llegaron con él tras conminarlo al salir de la panadería u otro establecimiento.
Sus victimarios se adueñaron de las tarjetas bancarias del profesor y vaciaron sus cuentas.