El hospital materno infantil más grande de Venezuela está alentando a cuidar los bebés prematuros en estado no crítico con contacto de piel a piel y leche materna en vez de incubadoras, en momentos en que el país enfrenta la falta de equipos médicos.
En la Maternidad Concepción Palacios, los doctores mostraron tutoriales a enfermeras, madres e incluso personal administrativo para enseñarles cómo sostener a los recién nacidos contra sus pechos desnudos dentro de una faja de tela, una práctica conocida como “mamá canguro” por la forma en que esos marsupiales llevan a sus crías.
Aplicado en países desarrollados como Estados Unidos, Noruega y Finlandia, el método ha sido vinculado a la reducción de la mortalidad infantil y a mejores resultados de desarrollo para bebés prematuros o con bajo peso, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) que apoya el sistema.
Pero en Venezuela, a esos beneficios se suma el hecho de que la técnica “libera” incubadoras para ser usadas por prematuros en estado crítico, un factor clave en un país donde escasean desde agua hasta las enfermeras.
De acuerdo con las últimas estadísticas publicadas por el Ministerio de Salud de Venezuela, la mortalidad infantil o la muerte de niños de 0 a 1 años aumentó 30,12 por ciento a 11.466 casos en 2016 respecto al año anterior.
El informe citó la sepsis neonatal, la neumonía, el síndrome de dificultad respiratoria y la prematuridad como las principales causas.
Lide Díaz, pediatra neonatóloga y coordinadora del programa Mamá Canguro en la maternidad Concepción Palacios, donde se atienden unos 1000 partos al mes, dice que los recién nacidos que están en estado crítico son enviados a incubadoras para controlar cualquier complicación médica.
Pero una vez que el bebé supera la crisis, “lo sacamos de la incubadora (…) y ponerlo aquí. Él va a evolucionar más”, agregó Díaz, de 60 años, señalándose el pecho.
El sistema consiste en cargar al bebé prematuro pegado a la piel del pecho de la madre, con las piernas como una rana, que se alimente de leche materna y cuando alcance las 40 semanas, o cuando hubiera estado listo para nacer naturalmente, asista a una consulta externa al menos durante un año, señaló Díaz.
“La experiencia fue gratificante, yo entendía que era importante que sintiera mi calor”, dijo Milagros Márquez, cuyo hijo Sebastián nació en abril de 2017 a las 33 semanas y pesaba menos de 2,5 kilogramos.
Ahora, Sebastián tiene 17 meses, pesa unos saludables 12 kilos y aún duerme en el pecho de su madre, dijo Márquez.
Abuelo canguro
Desde el inicio del programa a fines del 2015, al menos 880 bebés nacidos prematuros han sido tratados con el sistema canguro en la Concepción Palacios, la única institución pública que aplica el método en todo el país, dijo Díaz y la enfermera Carolina Urbina, segunda al mando del programa.
De acuerdo al método -que comenzó a aplicarse a fines de la década de 1970 en el sistema de salud pública de Colombia para enfrentar la falta de recursos- el bebé debe ser cargado por la madre las 24 horas. Pero si no se puede debido a que tiene otros hijos que atender o está enferma, entonces “la mamá canguro” puede ser el padre, o una abuela o abuelo.
“La primera vez me dio miedo asfixiarlos (…) sentía ansiedad”, dijo Joel Martínez, de 53 años, un profesor de niños especiales, quien practicó por más de mes y medio el sistema canguro con sus dos únicos nietos: unos gemelos nacidos prematuros en enero pasado.
Ahora con 10 meses, los bebés Manuel y Miguel ya comenzaron a gatear y acuden cada mes a la consulta externa especializada para niños prematuros tratados con el sistema, dijo Martínez, a quien le correspondió ayudar con los bebés de su hija mayor, Cristina, de 33 años, separada de su marido durante el embarazo.
Martínez dijo que se quitaba la camisa y las enfermeras o su hija la ayudaban a colocar dentro de una faja de tela en el pecho los dos niños, quienes nacieron de 37 semanas y pesando dos kilos cada uno.
Para Nathalie Charpak, una pediatra francesa que llegó hace 31 años a Colombia y allí conoció el sistema madre canguro, el pecho materno le permite al prematuro -o un bebé por debajo de los 2.500 gramos y menos de 37 semanas- terminar de madurar desde sus pulmones hasta su cerebro, entre otros.
“Tiene todos los movimientos que tenía cuando estaba en la barriga, tiene el mismo olor, escucha el mismo corazón, la misma voz”, agregó Charpak, quien en 1994 impulsó la Fundación Canguro en Bogotá, que se dedica a promover el uso del método.
“Lo que más me impresionó es la calidad del sueño de este niño”, dijo Charpak. “Es profundo, él no hace ese sueño en la incubadora”.
Por Vivian Sequera/Reuters