Seis de cada 10 mujeres en Latinoamérica llegan al diagnóstico de cáncer de mama en etapas avanzadas de la enfermedad lo que evita el tratamiento oportuno e incide en la disminución de la esperanza de vida de las pacientes, dijo hoy a Efe la oncóloga Claudia Arce, reseña EFE.
“El grave problema en la región es que seguimos teniendo un diagnóstico tardío y, aunque existen medicamentos que pueden contener la enfermedad, estos siguen siendo inaccesibles para gran parte de la población”, agregó la especialista.
La oncóloga médica adscrita al departamento de tumores mamarios del Instituto Nacional de Cancerología (Incan) de México explicó que mientras en Europa los tumores son detectados cuando apenas miden un centímetro, en Latinoamérica se detectan cuando ya miden un promedio de seis centímetros.
En México el problema se agudiza además con la falta de personal médico, actualmente solo existen 350 oncólogos en todo el país, mientras que la heterogeneidad del sistema de salud evita que se atienda de manera oportuna a las pacientes.
“Esto implica que, por cada mes de retraso en el inicio del tratamiento oportuno, se incremente un 1,8 % la probabilidad de presentar una etapa avanzada de la enfermedad”, explicó.
Arce detalló que, al menos en México, la tendencia de la presencia de la enfermedad se ha mantenido en los últimos años con unos 20.000 casos diagnosticados anualmente, de los cuales uno de cada cuatro termina en muerte.
Esto, explicó, se debe a varios factores, entre ellos que la esperanza de vida en la población ha aumentado, además del incremento en el consumo de alcohol en las mujeres, la obesidad, la falta de actividad física y la baja proporción de la lactancia materna.
Arce explicó que hoy se conoce mejor el cáncer de mama y sus diversos tipos, todos ellos con pronósticos diferentes y, por lo mismo, con distintas formas de tratamiento.
Actualmente, el tipo HER2 positivo, uno de los más comunes entre las mujeres latinas, puede tratarse con la combinación de dos anticuerpos para mejorar los resultados, sobre todo, en tumores avanzados.
“Ahora el cáncer de mama tiene apellido y por ello se puede tratar con quimioterapia y medicamento, previo o después de la cirugía, además de que se evitan toxicidades de la quimioterapia y resultan tratamientos más dirigidos y con mejores pronósticos de supervivencia”, señaló.
Dijo que, actualmente, con los nuevos fármacos, el 20 % de las pacientes suelen vivir más y tener una mejor calidad de vida, además de que cuando son diagnosticadas en etapas tempranas, en algunos casos, evitan la pérdida de la glándula mamaria.
“En el caso de las pacientes con metástasis, los nuevos tratamientos logran que su esperanza de vida se extienda, por lo menos, a cinco años cuando con la quimioterapia solo era de dos”, señaló.
Sin embargo, añadió que aún existen varios retos por cumplir en la batalla contra esta enfermedad que afecta anualmente a 1,6 millones de mujeres en el mundo.
“Se necesita la creación de equipos multidisciplinarios para tratar el cáncer de mana, no solo radiólogos capacitados, sino cirujanos para biopsia, patólogos que confirman los resultados y oncólogos médicos que suministren el tratamiento”, señaló.
También dijo que algunos estudios han concluido que en los últimos 25 años la disminución en la mortalidad por cáncer de mama en países desarrollados ha sido como consecuencia del tratamiento posterior al manejo quirúrgico.
“La estrategia debe ser replicar ese éxito en México. Debemos considerar que una de cada tres pacientes enfrentará el regreso o recurrencia de la enfermedad por lo que deberían recibir el mejor tratamiento disponible que evite o retrase lo más posible la recurrencia de la enfermedad”, finalizó.