Ni siquiera una orden de desalojo presidencial ha podido acabar con la invasión a la Reserva Forestal Caparo, en Barinas, donde al menos 300 personas entraron a comienzos de este año y han arrasado con el bosque y los animales de la zona. Científicos advierten que los ocupantes podrían dañar irreversiblemente el área en unos cuatro años mientras los campesinos de pueblos cercanos aseguran que grupos irregulares y la alcaldesa del municipio Zamora se cuentan entre los beneficiados de esa explotación. Así lo reseña armando.info
El nombre no pasa desapercibido: “Embajadores Cristo 777” (EC777) y sus integrantes tampoco. Se trata de decenas de invasores de tierras que llegaron en enero de este año bajo el estruendo de unas 300 motocicletas al último relicto de bosque que existe en la Reserva Forestal Caparo (RFC), ubicada entre el Municipio Zamora y Andrés Eloy Blanco, muy cerca de la frontera con Colombia.
Llegaron acompañados de tres camiones tritones, con insumos y comida. Una logística que dejó temor e incertidumbre, polvareda y ruido en lo que para ellos es un bosque, pero en realidad es una zona de preservación de las especies de flora y fauna que allí habitan entregada en comodato a la Universidad de Los Andes (ULA) desde 1982 para la investigación y la docencia.
Pero los “embajadores” ni escuchaban ni daban explicaciones. Apenas decían que necesitan tierras para producir y al establecerse se hacen llamar Asentamiento Campesino.
Las invasiones no son ninguna novedad en la zona. Comenzaron cuando fue creada la RFC el 2 de febrero de 1961 cuando se contabilizaban algunas ocupaciones en estos terrenos baldíos. Sin embargo, en el año 1990 el censo de la RFC registró la existencia de 499 fundos ocupando una superficie de aproximadamente 85.000 hectáreas. Para el año 2000, se calculó que unas 1.350 familias ocupaban una superficie mayor a 95 mil hectáreas, según un ingeniero forestal de la Dirección Estadal de Ambiente con injerencia en los municipios Barinas y Zamora.
En total la RFC tiene una superficie de 180 mil hectáreas y actualmente un 98% de ese terreno está ilegalmente ocupado, destacó el ingeniero que prefiere resguardar su identidad. Allí se han desarrollado proyectos de investigación, con pasantes de pre grado y de postgrado. Se han constituido plantaciones forestales y cuenta con un área conformada por un bosque natural experimental con especies como saqui-saqui, pardillo negro, caoba, guayabón, peruetamo, marroño, drago, jobo, apamate, una paleta enorme de especies de importancia ecológica.
Durante 2004 fueron invadidas aproximadamente 900 hectáreas de las 7.000 que forman el “comodato ULA”, un préstamo finito en el tiempo (15 años, renovables) para la investigación de la universidad que desde enero, según denuncia el profesor de Ecología y Evaluación de Impacto Ambiental, José Rafael Lozada, de la Facultad de Ciencias Forestales de la ULA se encuentra totalmente tomado. El comodato actual dura hasta el año 2022.
Los invasores viven en campamentos improvisados en los sectores Pica 8, Área 3, Área 4 y Caño Anarú. Tomaron inicialmente cuatro puntos alrededor del bosque de Caparo que corresponde a 7.000 hectáreas y ahora alcanza sectores de Guasdualito (en el estado Apure), Santa Bárbara, El Cantón (en el estado Barinas) y comunidades cercanas.
En Venezuela existen varios relictos boscosos en la zona de Guayana, pero en el occidente del país sólo existe el de Caparo y el de Caimital, en el municipio Obispos, también en Barinas.
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