Manuel Zelaya y la caravana de migrantes a EEUU

Manuel Zelaya y la caravana de migrantes a EEUU

Migrantes hondureños, parte de una caravana que intenta llegar a Estados Unidos, esperan en el puente que conecta México y Guatemala en Ciudad Hidalgo, México REUTERS/Ueslei Marcelino

 

 

Son muy dolorosas las imágenes que emergen sobre la caravana de migrantes que por estos días intentan ingresar a Estados Unidos. Unos dicen que son mil, otros que son cinco mil las personas, entre las cuales se encuentran familias enteras, incluso con bebés de brazos, provenientes de Honduras, que buscan atravesar Guatemala y México para establecerse en la unión americana.





Por Luis Carlos Vélez/El Espectador

En las últimas horas las imágenes de las autoridades mexicanas intentando contener el flujo de personas sin documentos legales para emprender ese peligroso recorrido han llamado la atención global y generado la amplia cobertura mediática de una situación tan triste como lamentable.

Sin embargo, vale la pena salirse de la indignación inmediata que las crudas imágenes nos generan para preguntarse: ¿de dónde viene este fenómeno? ¿Por qué de un momento a otro salen miles a marchar para llegar a EE. UU.? ¿Qué o quién los motivó? Las respuestas son igual de indignantes.

Según una investigación de la Deutsche Welle, todo comenzó con un grupo de WhatsApp que invitaba a organizarse para salir del país, que no pasaba de 160 personas, pero que luego, con la cobertura mediática, aumentó a más de 1.600.
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La desinformación sobre probables amnistías por parte Estados Unidos y la supuesta obligatoriedad del gobierno mexicano de dejarlos pasar libremente por su territorio fue exacerbada por el expresidente y enemigo político de la actual administración Manuel Zelaya. En un tuit del 13 de octubre, el exmandatario escribió: “EE. UU. legalmente está obligado a dar #Asilo a emigrantes. Por el estado de terror y muerte provocado por la violencia militar, fraude, privatizaciones, y crimen organizado de la DICTADURA de JOH (Juan Orlando Hernández) que ellos sostienen y apoyan”.

El gobierno hondureño respondió: “A los diversos sectores políticos del país, no usar a los hondureños como bandera de lucha política para sus propios intereses”. Zelaya es de izquierda y Hernández es de derecha.

Es apenas lógico exigir compasión con los migrantes que ahora intentan entrar a EE. UU., pero también vale la pena hacerse la pregunta, aunque incómoda e impopular, ¿qué responsabilidad cae sobre un tercero en manipulaciones políticas que habrían llevado a los migrantes a marchar exponiendo sus vidas, para sacarles provecho? Es innegable que en Honduras la pobreza, la corrupción, la violencia, el despojo de tierras y las pandillas tienen azotada a la población, pero también es evidente el oportunismo político en la situación.