Con tan solo nueve meses, la pequeña Suad se aferra a una vida que se le agota con cada latido de su débil corazón por la malnutrición aguda que sufren ella y cientos de miles de niños en Yemen, un país sumido en una guerra desde hace cuatro años y en la peor crisis humanitaria en el mundo.
Su madre sujeta la debilitada mano de Suad, que respira con ayuda de un ventilador mecánico, en una cama del hospital de Al Sabaain de Saná, mientras el padre Saleh Yamaan la mira apoyado en la puerta intentando aguantar las lágrimas que asoman por sus ojos.
“La he llevado a tres hospitales diferentes para que recibiera un tratamiento para la diarrea, pero no mejoró y ahora sufre malnutrición aguda”, asegura a Efe Yamaan, antes de balbucear “¡Oh, Dios!” al levantar la mano hacia el cielo.
El caso de malnutrición aguda de Suad es uno de los 1,8 millones que asuela actualmente la infancia en el Yemen, según datos de Unicef, entre los que se incluyen 400.000 con malnutrición grave aguda que batallan diariamente para sobrevivir.
Además, la agencia de la ONU estima que uno de cada tres niños en el Yemen, y una de cada cinco embarazadas y madres lactantes están en riesgo de desnutrición aguda en un momento en el que 11,3 millones de menores en el país necesitan ayuda humanitaria.
El Yemen es actualmente escenario de la peor crisis humanitaria en el mundo, según la ONU, ya que el país sufre un conflicto civil que empezó a finales de 2014 y se recrudeció a partir de marzo de 2015 por la intervención de la coalición árabe liderada por Arabia Saudí, que lucha contra los rebeldes hutíes.
Los bombardeos de la coalición de países árabe han acabado con la vida de niños y mujeres en su ofensiva para intentar restaurar al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi en el Gobierno de Saná, dominado por los hutíes, que cuentan con el respaldo de Irán.
A Suad le rodea un equipo de médicos que intenta reanimarla y entre ellos, la doctora Sohir al Madahyi, quien explica a Efe que la pequeña “necesita de cuidados intensivos”.
Sin embargo, esa unidad en el hospital ha sido reemplazada por un departamento para tratar la difteria por orden del nuevo ministro de Sanidad en el Gobierno de los hutíes, Taha Mutawakel, añade.
La ONG Oxfam Intermón aseguró este mes que en el Yemen se han registrado más de 1,1 millones de casos de cólera en los últimos 18 meses, con más de 2.000 muertes, y se han producido más de 100 decesos debido a la difteria en un periodo similar.
El responsable de los enfermeros en la unidad que trata los casos de desnutrición en el hospital, Fuad al Rimi, señala a Efe que el personal sufre por “la falta de medicamentos” en el centro, lo que “obliga a los familiares del enfermo a comprarlos fuera del hospital a un precio alto”.
Destaca la “presión” con la que vive junto a sus compañeros por “el gran número de enfermos” que tratan, ya que no pueden ser llevados a cuidados intensivos tras el reemplazo de la unidad por la de difteria.
Este es además el “único” hospital que se dedica a tratar los casos de malnutrición aguda, explicó, por lo que los menores que “sufren malnutrición aguda y que viven en zonas alejadas de la capital mueren por la pocas posibilidades de sus familiares para pagar el precio de transportes para llevar a sus hijos al hospital”.
En ese departamento en el que curan los casos de difteria, una enfermedad infecciosa que puede acabar provocando el bloqueo de las vías respiratorias, se encuentra Um Eshraq, quien cuida a tres de sus hijos ingresados por ese mal, dos de ellos en una misma cama.
Asegura a Efe que su hija mayor pereció por la enfermedad en un pueblo de la provincia Al Mahuit, al oeste de Saná. Y su hermano, murió poco después.
Pese a las malas noticias, la salud de Suad va mejorando aunque sigue formando parte de las estadísticas. EFE