Doce personas, nueve de las cuales de una misma familia, murieron en la región de Palermo, en Sicilia, debido a las inundaciones provocadas por el desborde de varios ríos, anunciaron este domingo los bomberos.
Después de que se hablara inicialmente de diez muertos, el balance aumentó a doce tras el hallazgo de una mujer y un hombre de origen siciliano pero residentes en Alemania que quedaron atrapados en el interior de su vehículo en medio de un torrente en la región siciliana de Agrigento.
Los cuerpos de nueve miembros de una misma familia, entre ellos niños de uno, tres y 15 años de edad, fueron hallados en su residencia secundaria en Casteldaccia, situada al borde de un arroyo.
La casa rural de estos habitantes de Palermo quedó sumergida por el agua tras el desborde un riachuelo que se desbordó tras las fuertes lluvias del sábado.
“Es una inmensa tragedia”, reconoció el alcalde de Casteldaccia, donde se produjo el incidente.
Tres personas de esa familia lograron salvarse de la violenta crecida del arroyo, indicó la agencia italiana AGI.
La décima víctima es un hombre de 44 años, gerente de una estación de servicio, que murió en su vehículo cuando intentaba llegar al lugar para socorrer a un empleado bloqueado por la inundación.
Una persona que lo acompañaba permanece desaparecida después de que las aguas arrastraran el automóvil.
Por otra parte, las autoridades no tenían noticias de un médico que circulaba por los alrededores de la ciudad de Corleone, cerca de Palermo. Su coche apareció abandonado en una carretera.
– Bosques devastados en el noreste-
Las autoridades italianas desplegaron al ejército para comprobar las condiciones de las principales carreteras en Sicilia, donde la circulación quedó interrumpida en numerosos puntos.
Las lluvias torrenciales y los fuertes vientos ya causaron veinte muertos esta misma semana en otras regiones italianas, según un recuento de la protección civil.
Una anciana de 87 años y una turista alemana de 62 años fallecieron el viernes tras ser alcanzadas por un rayo en Cerdeña.
El patrimonio natural en el norte de Italia también sufrió un grave impacto, con millones de árboles arrancados.
En Venecia, los bosques en las montañas de los Dolomitas quedaron prácticamente devastados, tras los fuertes vientos del jueves. El nivel de desolación era tal que el gobernador de esta región lo comparó con los “efectos de un terremoto”.
El ministro italiano del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, se desplazó el domingo a este lugar y aseguró a través de su cuenta de Twitter que “los bosques están destrozados y el territorio devastado”.
El lunes también se produjo en Venecia uno de los aumentos del nivel del agua más importantes en los últimos años y el viento alcanzó los 180 km/h.
El nivel de alerta se mantiene elevado este domingo en seis regiones italianas.
La protección civil italiana consideró esta ola de mal tiempo como “una de las situaciones meteorológicas más complejas en los últimos 60 años”.
AFP