Desde que en octubre de 2017 Robert Werylk descubrió a Oumuamua cruzando el Sistema Solar, a 30.000.000 de kilómetros de la Tierra, distintas hipótesis han tratado de explicar qué es ese objeto interestelar que captó el telescopio Pan-STARRS 1. Se lo clasificó como un cometa, con el nombre de C/2017 U1; tras confirmar que no presentaba actividad, se lo consideró un asteroide y se lo bautizó A/2017 U1, publica Infobae.
Un nuevo estudio presenta la posibilidad de que se trate una nave espacial extraterrestre.
Una investigación de la Universidad de Harvard, que se publicará el 12 de noviembre en The Astrophysical Journal Letters, propone que el objeto “puede ser una sonda enviada intencionalmente a la vecindad de la Tierra por una civilización alienígena”, anticipó NBC.
El trabajo de Avi Loeb, titular del Departamento de Astronomía de la institución, y Shmuel Bialy, investigador del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, no afirma directamente que los extraterrestres enviaron la presunta nave. “Pero luego de un análisis cuidadoso del modo en que el objeto interestelar aceleró mientras pasó el Sol a toda velocidad, dicen que Oumuamua podría ser una nave espacial movida por el espacio mediante la luz que cae en su superficie”, señaló el medio.
Loeb y Bialy lo describieron así: “Si consideramos un origen artificial, una posibilidad es que Oumuamua sea una vela solar, que flota en el espacio interestelar como escombros de algún equipo tecnológico avanzado. De manera alternativa, un escenario más exótico es que Oumuamua sea una sonda totalmente operativa”, citó Universe Today.
La gran velocidad y la trayectoria de este objeto rojizo indican, según los científicos, que no pertenece al Sistema Solar. Pero su forma chata y estirada, que se ha comparado con un cigarro, no se ajusta a cuerpos o fenómenos conocidos.
“Es imposible estimar el propósito detrás de Oumuamua sin más datos”, dijo Loeb a NBC. Una posibilidad es que estuviera flotando cuando el Sistema Solar la chocó, “como un barco que topa con una boya en la superficie del océano”.
Loeb es un experto en velas solares, también llamadas velas de fotones: son instrumentos lanzados al espacio (por ahora, que se sepa, por los terrícolas) que consisten en una gran superficie compuesta por láminas reflectante muy ligeras —de ahí su nombre de vela— que usan la radiación solar para impulsarse. En su opinión, agregó, Oumuamua sería una “exótica”.
“Explicamos la excesiva aceleración de Oumuamua alejándose del Sol como resultado de la fuerza que la luz solar ejerce sobre su superficie”, dijo Universe Today. “Para que esta fuerza explique la aceleración medida, el objeto debe ser extremadamente delgado, como una fracción de milímetro de grosor, pero con decenas de metros de extensión. Esto lo hace liviano en relación a su superficie, y le permite actuar como una vela solar. Su origen podría ser natural o artificial”.
Aunque algunos colegas los criticaron por la falta de pruebas, ya que su hipótesis es especulativa, Loeb se defendió ante NBC argumentando que precisamente en la falta de evidencias se basa su trabajo: “Sigo la máxima de Sherlock Holmes: cuando se ha descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que sea, debe ser la verdad”.
Un problema adicional para la investigación de Harvard es que Oumuamua ya se fue del Sistema Solar y no se puede ver con telescopios. Pero Loeb dijo que haber observado el objeto debería lanzar a los astrónomos a buscar otros similares.
Loeb agregó a Universe Today: “Oumuamua podría ser una muestra de tecnología extraterrestre que llegó para explorar nuestro Sistema Solar, del mismo modo que nosotros esperamos explorar Alpha Centauri utilizando Starshot y tecnologías similares”. La alternativa podría ser “imaginar que Oumuamua estaba en una misión de reconocimiento”.