El Gobierno de Maduro aprovecha el ataque, atribuido al ELN, para acusar al país vecino: “Allí está la estrategia, provocarnos, producir un falso positivo”, publica El País.
El ataque de un grupo armado que el domingo mató a tres militares venezolanos en la frontera con Colombia elevó la tensión entre ambos países, cuyas relaciones bilaterales son prácticamente nulas desde hace meses a raíz de la deriva del régimen de Nicolás Maduro y de una emergencia migratoria sin precedentes. La emboscada, en la que también resultaron heridos diez miembros de la Guardia Nacional Bolivariana, se produjo en la región amazónica, en una zona donde operan columnas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la principal guerrilla colombiana activa tras la desmovilización de las FARC.
El Gobierno de Iván Duque ha denunciado en varias ocasiones, al igual que hizo el de su antecesor, Juan Manuel Santos, que esa organización goza de la protección de las autoridades venezolanas. No obstante, estas evitaron señalar al grupo de combatientes y responsabilizaron a un supuesto escuadrón paramilitar. Así lo afirmó este lunes el ministro de Defensa, Vladímir Padrino López, quien fue más al acusar directamente a Colombia. “En Venezuela no hay cabida para grupos al margen de la ley, y rechazamos la incapacidad del Estado colombiano de controlar sus grupos armados y de narcotráfico”, dijo.
Padrino López aprovechó el choque para dirigirse a las fuerzas armadas y lanzar un mensaje que alimenta las teorías de Maduro sobre la presión militar exterior, a pesar de que Duque y su gabinete hayan descartado de forma tajante la hipótesis de una intervención. “Mucha prudencia”, enfatizó durante una comparecencia, “porque por supuesto que allí está la estrategia: provocarnos, producir un falso positivo en frontera y desarrollar una escalada más intensa”. “No lo permitamos”, agregó, “pero, eso sí, el pueblo de Venezuela que lo sepa: nosotros los soldados, los que vestimos el uniforme patriota estamos dispuestos a dar, a seguir dando nuestras vidas, para preservar nuestro territorio, nuestra soberanía, que para nosotros es sagrado. Grupos armados, llámense cómo se llamen, fuera de Venezuela”.
El desencadenante del enfrentamiento fue, según las primeras investigaciones, la detención de Luis Felipe Ortega Bernal, presunto cabecilla del ELN. Según documentos de inteligencia de la Armada colombiana citados por el diario El Tiempo, se trata del jefe del frente Ernesto Che Guevara, que como otras columnas de esta guerrilla delinque en las proximidades de la frontera y cruza al país vecino cuando necesita protección. La tensión entre Colombia y Venezuela se disparó precisamente a cuenta de estos episodios, a los que se añadió el año pasado el éxodo de millones de venezolanos que huyen en busca de oportunidades. Un drama que el régimen de Maduro se niega a reconocer.