De un tiempo ocurren coincidencias poco percibidas, sin embargo, un hecho produce que broten con fuerza. Desde el célebre “no admisible”, hay una oposición definida en dos fracciones esenciales para el desarrollo político futuro. Una minoría de propensos a complacer que, luego de mucho disimularse, revelaron ante el mundo cómo piensan en su maraña de materialismos y voracidades, se pisaron los dedos apoyando al mediocre, alcahueta, lleva y trae del oficialismo y quienes se le subordinan, en su pagada labor de engañar para complacer la ignominia de sus dueños. Lo que ha significado, No admisible. “No grato” es refriado, “no admisible” es pulmonía cancerígena.
Una mayoría de merecedores parlamentarios dignos ubicaron el honor de la República y la política opositora por delante, eligieron entre la deshonra y Venezuela, prefirieron a Venezuela. Son protagonistas de la más clara ruptura habida tras años de chavismo en el seno opositor. Ya el país conoce quién es quién.
La representación parlamentaria que ahora fundamentan por el camino correcto los nuevos pasos de la ciudadanía, asumieron no sólo el orgullo democrático, sino que han dejado claro su coraje y valentía. Porque van a ser atacados desde los dos campos de la indignidad, el castro-madurismo, y la insignificante servicial participante. Trataran de descorazonarlos, señalarlos con sus dedos mugrientos de corrupción, van a querer mancharlos, ponerlos de rodillas.
Llego la hora, es el momento de enarbolar con la firmeza y bravura de Manuel Atanasio Girardot Díaz, cuando encontró la muerte de manos realistas el 30 de septiembre 1813, tratando de fijar el gallardete nacional en territorio conquistado durante la Batalla de Bárbula. Izó la bandera de la libertad, emblema de la democracia, libertad y república. Inmortalizado en la tercera estrofa del himno Nacional de Colombia, cuando dice: “En Bárbula no saben las almas ni los ojos si admiración o espanto sentir o padecer”
Son, como tiene que ser, una mayoría despejada, autentica, que honra compromisos, que no debe ni puede permitirse retroceder o bajar la cabeza, representan el orgullo, honor y voluntad de la inmensa mayoría de los venezolanos por regresar a la libertad y democracia, la de mujeres y hombres de bien, honestos, dispuestos a defender sus principios éticos, valores morales y esa gran historia escrita con sangre, ejemplo y empeño de nuestros libertadores y fundadores de la democracia; que el castro-chavismo, y su mezcla deliberada de ignorancia, hipocresía y desvergüenza, ha tratado incansable de alterar.
Diputados, políticos de la distinción noble tengan la certeza que la Venezuela genuina, de norte a sur, este a oeste, en la costa, Llanos, Andes, Guayana, está con ustedes y se siente fielmente representada. Su adeudo cumplido fue barrer con la basura y falsedades mercenarias, su compromiso en acción es sostener esa palabra de dignidad, orgullo de la Venezuela que, durante cuarenta años, con todos los errores que puedan achacársele, supo ser ejemplo de democracia en América, Europa y el mundo.
Una democracia que es pensamiento, convicción y acción de jóvenes. Girardot tenía 22 años cuando murió ondeando la bandera tricolor en lo más alto de su arrojo. A Betancourt, Villalba, Caldera, los acompañaban moceríos cuando se enfrentaron a la brutal tiranía de Gómez, fundaron partidos políticos que levantaron y consolidaron no sólo la democracia, sino la seguridad de la verdad y certeza de lo que piensa o siente la democracia ciudadana, que generación tras generación se ha mantenido a lo largo y ancho del país. Los que salieron a las calles a jugarse la vida y libertad para enfrentar la opresión castro-madurista, quienes murieron, encarcelados, torturados y exiliados, han sido jóvenes en su gran mayoría.
La democracia y libertad son conceptos, convicciones jóvenes no importa la edad. La mayoría de esos diputados que se plantaron en la necesidad de una nación libre de hipocresía y corrupción, son recientes en edad, especialmente en su posición pública. Por eso tratarán de acorralarlos, agredirlos, echar por tierra sus banderas. Y por eso mismo todos a una estamos con ellos, no están solos, son orgullo y esperanza firme de la nación.
Es lo que desespera y se niega a tolerar la gerontocracia cubano-venezolana que en sesenta y veinte años sólo ha producido ficciones, propaganda, miseria, y quieren seguir sembrándola cobrando en dólares, petróleo y riquezas, que bolichicos, enchufados, encubridores cooperantes y compinches, con cerebros rojos lavados y controlados, reciben gustosos a costa del hambre y sufrimiento de quienes deberían defender.
Por entreguistas útiles y oportunistas convenientes, desarraigados de su propio país, se enfurecen y desesperan cuando comprueban que hay una mayoría opositora rebosante de dignidad, que sabe defender lo que deseamos en profundidad, que ridiculizo a quienes se dicen opositores, pero se han dedicado complacer a sus señorías.
Es inadmisible porque el deshonor y la mentira son inadmisibles. La democracia y dignidad son alimento del valor. Por eso no se dejarán presionar ni extorsionar, dan la cara y pecho, siguen adelante con el respaldo abrumador de la Venezuela decente y de principios que se levanta contra el desastre impuesto por empleados asalariados y obedientes peones de la Cuba desastrosa.
@ArmandoMartini