La producción petrolera de EEUU, Rusia y Arabia Saudita ha compensado la caída de Venezuela e Irán

La producción petrolera de EEUU, Rusia y Arabia Saudita ha compensado la caída de Venezuela e Irán

Imagen de archivo de unidades de bombeo de petróleo en las afueras de Vaudoy-en-Brie, cerca de París, en France, 23 de abril de 2018. REUTERS/Christian Hartmann

 

 

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) se muestra satisfecha de que el mercado petrolero se haya relajado todavía más en las últimas semanas gracias al fuerte aumento de las extracciones de los principales productores que han conjurado los riesgos que se planteaban por Irán y Venezuela.

En su informe mensual sobre la coyuntura del mercado petrolero publicado hoy, la AIE señala que los datos más recientes muestran que el incremento de la producción se ha acelerado porque “los tres grandes”, Rusia, Estados Unidos y Arabia Saudí, “están bombeando a niveles récord”.

Hasta el punto de que globalmente se ha superado el umbral de los 100 millones de barriles diarios.

A su parecer, es una muestra de que su llamamiento del pasado verano para aumentar las extracciones de crudo han surtido efecto por las amenazas que se aventuraban entonces, y de que cuando mejor funciona el sector petrolero es cuando todas las partes colaboran.

Por eso, aun admitiendo que no sería conveniente que los precios del barril bajaran demasiado, pide que se mantenga la “diplomacia petrolera” que ha funcionado con éxito este año “para garantizar la estabilidad del mercado”.

Una demanda que llega inmediatamente después de que Arabia Saudí haya anunciado su intención de recortar su producción en 500.000 barriles diarios para poner fin al súbito bajón de la cotización del barril de brent, que del techo de 86 dólares alcanzado a comienzos de octubre ha pasado a situarse por debajo de los 70 dólares.

Sin embargo, el presidente estadounidense, Donald Trump, lanzó ayer una advertencia a Riad, a través de Twitter, para que no se embarque por esa vía.

La disminución de la producción será el plato fuerte el próximo mes de diciembre en la reunión ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

La AIE, que representa a los grandes consumidores de energía miembros del mundo desarrollado, empezando por EE.UU., insiste en que la situación actual de aumento de las reservas (en la OCDE subieron en 58,1 millones de barriles entre julio y septiembre, el mayor incremento desde 2015), más que un riesgo constituye “una forma de seguro”.

Y aunque reconoce que los países productores no tienen interés en que el precio del barril baje mucho, hace notar que hay potenciales preocupaciones de cara al futuro, porque Estados Unidos mantiene su voluntad de hacer plenamente efectivo su embargo a Irán y reducir a 0 las exportaciones de crudo de ese país, que ahora representan 1,8 millones de barriles diarios.

También recuerdan los autores del informe las incertidumbres sobre la estabilidad de las extracciones en Libia, Nigeria y Venezuela.

En octubre, hubo descensos de 480.000 barriles diarios para Irán y de 140.000 barriles para Venezuela (que se quedó en 1,26 millones), pero eso fue más que compensado por otros países del cártel petrolero (en particular Arabia Saudí), de forma que la producción de la OPEP se incrementó en 200.000 barriles diarios hasta los 32,99 millones de barriles diarios.

A escala global, los 100,7 millones de barriles diarios que salieron al mercado en octubre suponen 2,6 millones más que un año antes.

Ahí ha pesado sobre todo Estados Unidos, convertido en el “número uno” mundial y que a comienzos de noviembre estaba bombeando 11,6 millones de barriles diarios, por delante incluso de los 11,4 millones a los que llegó Rusia en octubre.

La agencia mantiene prácticamente sin cambios sus perspectivas sobre la demanda global de petróleo para este año y el próximo. En 2018 calcula que será de 99,2 millones de barriles diarios, lo que significa 1,3 millones más que en 2017.

Para 2019, el mercado absorberá al día 1,4 millones de barriles suplementarios, lo que significa 100.000 más de lo que había calculado el mes pasado. Hay dos efectos simultáneos: la economía da signos de ralentización en la mayor parte de las regiones pero, al mismo tiempo, el bajón de los precios es un estímulo del consumo.

EFE

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