El Centro de Estudios e Investigación sobre el Petróleo del rey Abdullah (Kapsarc por sus siglas en inglés), con sede en Riad, está evaluando los posibles efectos en los mercados petroleros de una ruptura de la OPEP. Al parecer, Arabia Saudita estaría examinando lo que podría ocurrir si dejara el cártel petrolero (Opep) que ha dominado durante casi 60 años y se convirtiera en un cártel por su cuenta.
El reino saudita busca consolidar su posición como la potencia árabe suní dentro de la región en su lucha contra los ayatolás de Irán. Las guerras proxy en Siria (fase inicial) y Yemen han enfrentado a Riad y Teherán en un choque religioso que han consumido muchos recursos.
El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salman, plantea en la visión país 2030, sustituir el petróleo como la principal fuente de ingresos en 2 años. Sin embargo, el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, después de ingresar al Consulado de Arabia Saudita en Estambul, impactó la relación con los grandes inversionistas del plan país, boicoteando el foro económico saudita Future Investment Initiative. Asimismo, el presidente Trump, vía tweets, ha venido acusando al cártel de la OPEP de manipular los precios del petróleo cada vez que aumenta el precio del petróleo por encima de 70 dólares el barril WTI.
Los temores de Arabia Saudita sobre el futuro petrolero del país parecen aumentar en medio de un clima cambiante. “El reino sabe que la demanda de petróleo no durará para siempre (…) así que hay que pensar más allá de la OPEP. Además, se está considerando una acción NOPEC por parte de Estados Unidos”, aseguró el asesor principal familiarizado con el estudio al periódico The Wall Street Journal, refiriéndose al proyecto de legislación estadounidense -discutido en administraciones anteriores- que podría declarar a la OPEP un cártel ilegal.
Según este diario estadounidense, el estudio “está evaluando lo que sucedería si no hay capacidad de reserva petrolera, en un escenario para el cual la OPEP no existe”. Además, el periódico agrega que “la investigación en curso no refleja que exista un debate dentro del gobierno saudita sobre si el país debería abandonar la OPEP o no, inmediatamente. La investigación forma parte de un replanteamiento más amplio sobre el papel de Arabia Saudita durante los años que ha pertenecido al cártel”.
Desde su fundación, la OPEP ha regulado la producción de petróleo para controlar los precios globales de petróleo. Los miembros de la OPEP, como Arabia Saudita, han argumentado durante mucho tiempo que la organización ayuda a evitar que los precios del petróleo suban o bajen demasiado, pero los críticos dicen que la OPEP se aprovecha de las grandes naciones consumidoras de petróleo, como Estados Unidos, China e India recientemente.
Hoy, los grandes suplidores de petróleo son Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita. Entre los tres producen 33% del petróleo en todo el mundo. El resto de los productores de crudo no son determinantes en el mercado petrolero.
La oferta-demanda ha permitido tener precios de petróleo en un rango medio de 30-65 dólares en los últimos 3 años, a pesar de la caída de la producción en Irán (1 millón bpd) debido a las sanciones petroleras por el desarrollo de su programa nuclear; Libia (600.000 bpd) y Nigeria (700.000 bpd) por la guerra civil; y Venezuela (700.000 bpd) por la ineptitud y corrupción del régimen de Nicolás Maduro.
El pasado fin de semana, en la reunión ministerial de la OPEP en Abu Dhabi, el ministro de Petróleo saudita anunció que recortarían la producción de Arabia Saudita en 500.000 barriles por día (bpd) en diciembre, debido al escenario previsto de sobreoferta en 2019. Una decisión unilateral del reino, tomada 3 semanas antes de la reunión ordinaria de la OPEP, que se celebrará en Viena los días 6 y 7 de diciembre. Habría que recordar que en 2016, en la misma reunión de diciembre, la OPEP regresó al sistema de cuotas de producción, colocando un techo máximo de 32,5 millones bpd. Esta acción contó con la participación de Rusia y otros países no miembros que acordaron colaborar con el recorte de producción.
En esta ocasión, Rusia no está convencida de la reducción de producción de petróleo. Putin ha hecho la tarea y ha sido riguroso en el manejo del presupuesto. Este año requiere un precio del barril de 53 dólares y dentro de dos años (2020) 44 dólares. Cuando inició la caída del precio del crudo en 2014, Moscú necesitaba un precio del barril de 110 dólares para equilibrar el presupuesto. Las necesidades del Kremlin son de crecimiento económico (volumen) y no de precios.
La OPEP seguirá siendo la caja de resonancia de Arabia Saudita. Sin embargo, la pugna entre sunitas y chiítas en el seno de la organización llevará a la sede de la Meca a considerar la toma de acciones unilaterales, como sucedió con la reducción unilateral de los 500.000 barriles por día.
Los tres grandes suplidores, Rusia, Estados Unidos y Arabia Saudita determinarán la oferta futura del mercado petróleo, a pesar de lo que acuerden el resto de los 14 países de la OPEP. Por lo que al final, la OPEP dejará de tener vigencia para “coordinar y unificar políticas petroleras para garantizar precios justos y estables para los productores de petróleo”. Quedará (Opep) para ser un centro de estudio y seguimiento del mercado petrolero.
Antonio de la Cruz
Director Ejecutivo Inter American Trends @iatrends