Los actos de vandalismo que en la mayoría de los casos se traducen en robos de ornamentos, preferiblemente de bronce, hierro colado u acero, de las plazas y sitios históricos de la capital tachirense, no tienen precedentes en los anales de San Cristóbal, ya que ningún lugar de estos pareciera estar vedado para los delincuentes, reseña La Nación.
Uno de estos robos y que deja en evidencia el alto grado de delincuencia en la ciudad, ocurrió recientemente con el robo de la espada del busto ecuestre de Rafael Urdaneta, en cuyo nombre fue levantada la plaza frente a la sede donde operan los tribunales civiles y sede del Edificio Nacional.
Todo indica, que personas aún no precisadas, de un golpe certero cercenaron la hoja de la espada que sostenía el prócer Rafael Urdaneta, en su mano derecha, acto que sólo fue detectado recientemente por vecinos de la zona, que se mostraron no sólo preocupados por este hecho, sino por el mal estado en general del resto de la plaza, la cual está muy deteriorada y con una marcada ausencia de mantenimiento.