Ya no son muchachos y nunca fueron “ángeles”, como en algún momento se les calificó en un libro, escrito quizás en medio de la indignación y la ilusión.
Alejandro Andrade, Adrián Velásquez, Carlos Aguilera, Rafael Isea (ex ministro de Finanzas y ex gobernador de Aragua), Pedro Carreño y Juan Carlos Luján (ex presidente del BIV), entre otros, cada uno de ellos era parte del círculo más íntimo del fallecido Hugo Chávez.
Los integrantes del primer anillo de seguridad de Chávez tenían orígenes humildes. Ahora viven rodeados de lujos, como los grandes capos, exhiben de forma grotesca la fortuna mal habida. Mansiones, caballos, aviones privados, yates, joyas y cuentas millonarias en dólares y euros en bancos exclusivos, todo ello evidenciado en las confiscaciones realizadas en EEUU la pasada semana.
Hugo Chávez y Nicolás Maduro los pusieron donde había. En Cadivi, Pdvsa, el Ministerio de Finanzas, el Banco Industrial de Venezuela, en la administración de los presupuestos públicos y las tesorerías, y en especial la Oficina Nacional del Tesoro.
La investigación que hicimos en los libros Estado Delincuente y El Gran Saqueo, ubica el asalto a la nación en unos 300 mil millones de dólares en irregularidades con la importación de alimentos y medicinas, en la ejecución de obras públicas, en la emergencia eléctrica, en las empresas básicas de Guayana, en Pdvsa y en especulaciones con el diferencial cambiario desde la tesorería nacional y el BCV.
Con la acusación de EEUU contra Alejandro Andrade – ex tesorero nacional – y Raúl Gorrín- operador financiero y mediático de Maduro – por haber lavado más de un billón de dólares provenientes de la corrupción, se empiezan a conocer los detalles de la red para hacer negocios ilícitos que apunta al mas alto nivel del régimen como queda claro en el documento oficial de la acusación de uno de los casos donde se señala a los hijos de Cilia Flores.
La recuperación de los recursos saqueados a Venezuela será posible sólo cuando se produzca el cambio que la mayoría de los venezolanos exigimos y por el que seguimos luchando. Eso lo sabe la comunidad internacional. Sería una contradicción enviar lo robado de vuelta al país para colocarlo en manos de quienes precisamente facilitaron el asalto, ya fuera por acción, complicidad u omisión.
Es otra razón más para continuar la lucha por el cambio en Venezuela: la recuperación de lo robado para re-invertirlo en salud, alimentación, seguridad y educación.
Contra la dictadura del hambre y la corrupción, debemos seguir unidos por el cambio, de frente en todos los frentes.
@TablanteOficial
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