El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, firmó hoy un decreto en el que declara el estado de excepción en todo el país tras el apresamiento este domingo de tres buques de la Armada ucraniana por parte de los guardacostas rusos en el mar Negro cerca de Crimea.
El estado de excepción estará en vigor hasta el 25 de enero del próximo año, aunque podría ser levantado en cualquier momento, según explicó el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa (CSND) de Ucrania.
Este decreto presidencial, que no supone obligatoriamente la movilización de las tropas, aún debe recibir el visto bueno de la Rada Suprema o Parlamento, que no llegó a imponer la ley marcial ni siquiera después de la anexión rusa de Crimea o de la sublevación prorrusa en el este del país.
Poroshenko, que firmó el decreto tras conversar con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, también precisó que el estado de excepción no supone la introducción de cortapisas a los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos.
El secretario del CSND, Alexandr Turchínov, propuso el estado de excepción con el fin de crear las condiciones para repeler una posible “agresión militar” y cualquier amenaza a la independencia e integridad territorial por parte del país vecino.
Por su parte, el ministro de Exteriores ucraniano, Pavló Klimkin, que tachó el apresamiento de los buques ucranianos de “acto de agresión”, aseguró que “Ucrania buscará un arreglo pacífico al contencioso… aunque, sin lugar a dudas, se reserva el derecho a la autodefensa, en virtud del artículo 51 de la Carta de la ONU”.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, criticó hoy los planes de Ucrania de imponer el estado de excepción y llamó a los socios occidentales de Kiev a “calmar” a las autoridades ucranianas.
Mientras, la Cancillería rusa expresó su “firme protesta” por el comportamiento de la Armada ucraniana, a la que acusó de escenificar una provocación para instigar la tensión en la zona y conminar a Occidente a imponer nuevas sanciones contra Rusia.
Rusia admitió haber abierto fuego el domingo por la tarde contra los buques ucranianos en sus aguas territoriales cerca de Crimea con el fin de obligarles a detenerse, aunque Ucrania mantiene que el ataque tuvo lugar en aguas neutrales y cuando sus barcos ya navegaban de regreso al puerto de Odessa en el mar Negro.
Eso ocurrió después de que Moscú decidiera cerrar el estrecho de Kerch para impedir el acceso de los buques ucranianos en el mar de Azov.
Poroshenko exigió hoy a los dirigentes rusos la “inmediata” liberación de los tripulantes de los tres buques apresados -las lanchas artilladas “Berdiansk” y “Nikopol” y el remolcador “Yani Kapu”- que están siendo interrogados por las fuerzas de seguridad rusas.
La Defensora del Pueblo ruso, Tatiana Moskalkova, informó de que tres de los tripulantes heridos cuando los guardacostas rusos abrieron fuego contra los buques ucranianos han sido hospitalizados. EFE