Gustavo Tovar: La peste del chavismo ya ha contagiado a España

Gustavo Tovar: La peste del chavismo ya ha contagiado a España

Gustavo Tovar posa para ABC tras la presentación de su documental en Madrid – M. Trillo

 

«Chavismo, la peste del siglo XXI», dirigido por el activista de derechos humanos Gustavo Tovar, es la historia descarnada de la destrucción de Venezuela, el país más rico de América Latina. La crudeza de su título no engaña. Desde el fallido golpe de Estado de Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992 y el reguero de muertos que dejó aquella asonada, este documental recorre el ascenso del caudillo gracias al hartazgo de la población con los partidos tradicionales, el carisma del militar y el imprescindible apoyo de Fidel Castro, y su deriva autoritaria hasta la dictadura actual, un «narcoestado» en el que la dirigencia se enriquece a costa de la miseria de la población y utiliza como herramientas el hambre generalizada, la falta de libertades y la represión sistemática a los disidentes, publica ABC.

Tovar decidió acometer este proyecto tras la muerte del hijo de la directora de la fundación que preside, como una forma de atacar a la tiranía con el arte como arma y concienciar sobre lo sucedido en Venezuela a las sociedades de otros países. Su realización ha estado plagada de obstáculos, con detenciones y torturas a quienes participaron en ella. Uno de los miembros del equipo sigue encarcelado y el resto ha tenido que huir del país por las represalias del régimen, explica el director del documental a ABC tras su presentación el pasado martes en Madrid ante decenas de venezolanos de la diáspora. Algunos no podían evitar las lágrimas ante el relato de los efectos del chavismo, que se puede ver en YouTube. A juicio de Gustavo Tovar, España ya está contagiada por esta «peste» y señala directamente a Podemos.

Porque ha logrado reunir los peores males políticos de la postmodernidad: la corrupción, el despotismo, el desprecio por los problemas sociales y, sobre todo, su vinculación con el terrorismo y el narcotráfico. Esa combinación de factores ha generado el drama que vemos en Venezuela, pero también ha invadido como una epidemia y sigue amenazando a otras sociedades como la española, la mexicana, la argentina y la brasileña. Es un mal inédito que ha logrado sintetizar la perversidad como mecanismo de hacer política y puede representar grandes dilemas que ojalá algunos países con conciencia eviten.

Tomando su símil, ¿cómo se propaga ese mal?

El principal vector de propagación es la visión estratégica de apoderarse de regiones geopolíticas vinculadas con el negocio de lo ilícito. El relajamiento de las políticas públicas de seguridad de Chávez tenía un sentido geopolítico de control a través de lo más perverso que hay: la explotación de minas por fuentes de malandraje, la explotación corrupta del sistema financiero, el control del poder a través de compra de políticos… Por primera vez en la historia de las Américas, todas las mafias se reunieron para controlar el poder. Ha habido genocidios y crímenes de lesa humanidad, pero los únicos casos en el mundo en que el control del poder político lo ejerzan las mafias criminales son Afganistán y Venezuela. Esa visión de control es lo que Chávez ha querido propagar por América Latina y el mundo.

Ha citado España. ¿Estamos en riesgo de «contagio»?

Un sector de la vida política del país ya está contagiado. En sus discursos, métodos y propuestas, con un cinismo desconsolador, estos tipos se hacen pasar por grandes gestores de la vida social y terminan siendo unos nuevos ricos, vulgares en su manejo de los recursos, amparados por la propaganda criminal que el chavismo les ofrece. Podemos encarna, sin duda alguna, esa perfidia, esa vinculación del poder político con todos los crímenes de la postmodernidad. Lo hacen igual que el chavismo, de manera descarada y cínica, sin engañar a nadie, con grandes riquezas, se compran sus mansiones… Este mal ya está aquí inoculado, aunque la sociedad española ha encontrado anticuerpos, mecanismos de protección, y ha generado equilibrios con posiciones políticas que han logrado contener la epidemia.

En España se critica a Vox como partido de extrema derecha, pero a Podemos se le da cierta carta de normalidad en los medios, las instituciones…

Como el chavismo, ha pervertido el discurso político. Es inconcebible la banalidad con que Podemos y otros grupos políticos, pero sobre todo Podemos, se refieren a movimientos ideológicos que han causado tanto daño en la historia de la civilización, acusando de fascista a cualquiera que le es antagónico políticamente. Es de una irresponsabilidad casi enjuiciable que estos malandretes de baja ralea intelectual utilicen esos términos con tanta frivolidad. A Vox no lo conozco bien, pero la izquierda ha levantado en el mundo unas categorías sociales con una frivolidad perturbadora. Acusan de supremacistas morales, blancos… España ha vivido el supremacismo nacionalista con Cataluña. Uno de los grandes desafíos de la España actual es mantener el espíritu español vivo contra todas estas potencias perturbadoras que quieren dividirlo. Si aquí ha habido gente que ha amparado la criminalidad, la crueldad y la muerte ha sido Podemos, protegiendo a dictadores como Maduro y antes a Chávez, y volteándole el rostro a todo el terrorismo de América Latina, como el de las FARC. Esos sí son crímenes reales, serios, no pendejadas, mariqueras, como acusar a fascista a cualquier persona que te hace un debate político.

En su documental habla de la conciencia frente a este mal ¿Es esa la «vacuna» o el «medicamento»?

Sí, la conciencia es el gran lector del momento histórico, que nos va a permitir ver lo bueno y lo mal de cada postura. El ciudadano de este siglo tiene que hacer un ejercicio muy riguroso de conciencia para no caer en la banalidad, en las categorías sociales que tanto daño han acusado en el pasado y que están invitando a dramas humanos aún peores, enfatizando los rencores, las rabias, las posiciones antagónicas. Venezuela es un gran ejemplo donde la inconsciencia ha llevado a la ruina del país más rico de América Latina y la democracia más vívida que hemos tenido en las Américas.

¿Concienciar es el propósito del documental? ¿Cómo surgió la idea?

Surgió porque asesinaron al hijo de la directora de la fundación Humana y Libre, que yo presido (Gisela Berrizberti). Ese gran dolor, esa espantosa pena que me causó esa injusta muerte me hizo ver la necesidad de no solo hablarle a nuestro tiempo, sino a generaciones futuras, alertarlas y hacerles conscientes de este gran crimen ocurrido en Venezuela. Fue un ejercicio muy racional, no emocional, para menoscabar a la tiranía. Ahí fue cuando vi que el arte es la bala más fulminante contra la tiranía, y por eso el documental se convirtió en esa bala de conciencia.

¿Qué dificultades ha tenido para realizarlo?

Ha sido un verdadero horror. A mí me han quitado casas, propiedades, recursos, todo, pero eso es lo de menos. Lo peor ha sido que han perseguido, encarcelado y torturado a productores, periodistas y fotógrafos. Uno de ellos, Jesús Medina, está preso en la cárcel militar de Ramo Verde por grabar. Al final, todo el equipo tuvo que salir y ahora está pidiendo asilo en Estados Unidos, porque la persecución era también contra los familiares, los hijos… Luchar contra la tiranía ha sido un desafío. No sé cómo exponerlo, solo recordarlo es dramático.

¿Dónde reside usted ahora?

Entre Estados Unidos y México.

No podría volver ahora a su país…

No, no puedo, ya me han dicho que me van a meter en «La tumba» (una cárcel subterránea del Servicio de Inteligencia venezolano), si es que quedo vivo. Mi debate con el chavismo se hizo muy personal y se encarnó en cosas terribles. Encarcelan a mucha gente por estar cerca de mí. Mi propia hermana, maestra de escuela, tuvo que huir, rescatada por el gobierno de México para evitar que la metieran presa. Todo eso ocurrió mientras se producía el documental.

¿Qué acogida ha tenido en los países donde lo han presentado?

Ha habido gente te manifiesta que no sabía que esto era así, y por otra parte también gran solidaridad y convicción para trabajar juntos en la liberación de Venezuela.

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