Los adultos mayores enfrentan el embate del desgaste físico por la edad y también por la economía del país. Para muchos, emigrar significa salvar la vejez, vivir los últimos años sin estrés por la angustia de conseguir alimentos y medicamentos. Los mayores de 60 años también emigran. En Colombia, según el Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos, de los 442.462 inscritos, 11.435 tienen más de 60 años. En México, el año pasado, unos 233 venezolanos de la tercera edad recibieron la tarjeta de residencia temporal, mientras que 451 obtuvieron la residencia permanente, publica Crónica Uno.
Por Carmen Victoria Inojosa @victoriainojosa
Lo último que pudo comprar fue medio cartón de huevos y medio kilo de queso. Eso fue lo que Zoraida Gargano, de 67 años de edad, pagó con los 1800 bolívares de pensión que recibió en octubre. Días después, emigró a Arequipa, Perú. “Doy gracias a Dios que he sido una mujer sana, porque la pensión no alcanza ni para comer. Después de más de 30 años trabajando en un hospital como enfermera, uno tiene que emigrar, así como si nada. Perder todo”, dice.
Ella piensa que a su edad la gente se pone “achacosa, enferma”, le preocupaba llegar al hospital y no conseguir médicos, ir a supermercados y ya no poder comprar una harina o “la mantequilla para la arepa”. Insiste, nada ha sido fácil en el mes y medio que tiene como emigrante. Pero le consuela saber que puede vivir sin estrés, sin colas en supermercados y con la seguridad de que comerá.
Se ha dedicado a cuidar a sus nietos mientras su hijo trabaja. No tiene esperanza de que, con más de 60 años, alguien le ofrezca empleo.
Vivo de lo que me puedan dar. No le exijo a mi hijo porque tiene que pagar los servicios, el colegio de los niños. A pesar de todo, con la pensión sabía que le metería saldo al celular, aquí espero que ellos puedan. Por un plato de comida uno tiene que estar por aquí”, cuenta.
Para Zoraida, hablar de vejez es imaginar una vida tranquila, una vida que es imposible alcanzar con 702.521 % de inflación acumulada, en un entorno donde 48 % de los hogares venezolanos sufre pobreza multidimensional, según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2018.
“Uno no puede vivir con esa angustia de esperar una caja Clap, comer cada tres meses. Con un [solo] sueldo ¿cómo una gente vieja, con la tensión alta, compra el medicamento? Se muere. Eso es lo que uno tiene que ver ahorita que todavía está medio duro”, dijo.
En estos tres años en crisis humanitaria compleja, emigrar para salvar la vejez ha sido la salida para muchos adultos mayores. Pese a que quienes tienen entre 20 y 29 años de edad constituyen la población con mayor incidencia en la diáspora venezolana, los mayores de 60 años también buscan protección fuera de las fronteras.
A un kilómetro del Puente Internacional Simón Bolívar se encuentra la Casa de Paso La Divina Providencia, ubicada en el sector La Parada en Cúcuta. Desde el 18 de octubre, cuenta Jean Carlos Andrade, abogado y coordinador del programa, la ayuda aumentó a 3000 raciones servidas de almuerzos. De desayunos son 2800.
“Estamos sirviendo aproximadamente 6000 raciones. Para el mes de diciembre pensábamos que el número de personas iba a bajar y, por el contrario, el fenómeno que se está presentando es que ha aumentado”.
En la base de datos que llevan, ya han registrado a 18.000 venezolanos, de ese total, 20 % corresponde a adultos mayores. Andrade destaca que se trata de venezolanos que vienen de todas partes de Venezuela. De las 3000 personas que reciben a diario, según el padre José David Cañas, párroco en Villa del Rosario y quien atiende la Casa de Paso La Divina Providencia, 300 son adultos mayores.
Vienen en busca de atención médica y medicamentos que dicen que no se consiguen allá. Muchos llegan con malnutrición, a saciar esa necesidad. Varios están en condición de calle, dado que vienen solos y no pueden pagar los 3000 pesos para pasar la noche en un cuarto. Se quedan en las calles”, contextualiza Andrade.
Buscar calidad de vida es la esperanza con la que 3,3 millones de venezolanos han salido de su país y se han establecido en 16 naciones. La Organización de las Naciones Unidas prevé que esta cifra alcance, para 2019, los 5,3 millones.
“A lo largo de la historia de la humanidad, la migración ha sido una expresión valiente de la determinación individual de superar la adversidad y buscar una vida mejor”, recuerda la ONU con motivo del Día Internacional del Migrante, que se celebra cada 18 de diciembre desde 1999, cuando fue declarado por la Asamblea General.
“Vienen en busca de atención médica y medicamentos que dicen que no se consiguen allá. Muchos llegan con malnutrición, a saciar esa necesidad. Varios están en condición de calle, dado que vienen solos y no pueden pagar los 3000 pesos para pasar la noche en un cuarto. Se quedan en las calles”, contextualiza Andrade.
Buscar calidad de vida es la esperanza con la que 3,3 millones de venezolanos han salido de su país y se han establecido en 16 naciones. La Organización de las Naciones Unidas prevé que esta cifra alcance, para 2019, los 5,3 millones.
“A lo largo de la historia de la humanidad, la migración ha sido una expresión valiente de la determinación individual de superar la adversidad y buscar una vida mejor”, recuerda la ONU con motivo del Día Internacional del Migrante, que se celebra cada 18 de diciembre desde 1999, cuando fue declarado por la Asamblea General.
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