La Navidad es una época especial del año. Es esperanza y oración, no nos dejemos abrumar con las presiones y calamidades que vive el pais, pongamos nuestro énfasis en el cambio, sin perder la alegría de conmemorar el nacimiento del niño Dios.
Es tiempo de solidaridad, de dar, no de recibir. Hacer florecer plenamente el espíritu de la Navidad en medio del hambre y las necesidades que padece la gente. Sentirnos más amables el uno con el otro, tender la mano con amor y no por interés para ayudar a los menos afortunados.
Reverdecer la idea de luchar por los derechos de todo tipo y que hoy son negados, la justicia que se percibe muy lejana, la verdad que es tergiversada y ni hablar de la falta de equidad. Hay que renovar la fe hacia un futuro mejor. Tenemos el alto compromiso de abrir los caminos para que regresen los venezolanos que por angustia y necesidad sufren en tierras lejanas. Debemos levantar banderas contra la pobreza que crece y la violencia de muerte que no cesa.
No hay ningún otro desafío para los venezolanos que dejar de lado debates estériles, la irracionalidad que nos lleva a tomar sendas que levantan emociones pero que terminan en frustraciones. Es la Navidad momento de alzar los ojos y buscar la verdad que nos conduzca a salir de esta lamentable crisis.
La Navidad ilumina el alma para avanzar en la vida agitada, la desesperanza y nos hace interesarnos más por lo bueno y positivo. Es recuperar la confianza en Dios que no abandona al hijo. Es momento de perdonar a los enemigos, acercarse a los amigos y buscar a Dios. ¡Feliz Navidad!