Pasó la Cena de Navidad, y en millones de hogares venezolanos quedaron a la espera del tan anunciado pernil.
Sí, nuevamente Nicolás Maduro se burla de las necesidades de los venezolanos y juega con las esperanzas de los ciudadanos más desposeídos del país.
Es evidente que Maduro prefirió entregarles los perniles a los funcionarios de los ministerios y de Pdvsa, sobre todo a los militares y a los denominados Jefes de Calle de los Clap. Para más nadie hubo.
Y es que, no había cama para tanta gente. Nicolás Maduro prometió algo que siempre supo que no podía cumplir, y lo hizo simplemente para manipular a los venezolanos, darse tiempo y sembrar expectativas en la población.
Lo del pernil es solo un ejemplo de las maniobras del régimen. El socialismo siempre se ha distinguido por ser un sistema maestro para la fábrica de ilusiones y para la construcción de fracasos.
Durante 20 años, el régimen venezolano ha jugado con las esperanzas de los más pobres. Ha creado un sistema de subsidios que perseguía la creación de una sociedad dependiente del Estado, y en cierta medida lo lograron. Sus acciones estaban destinadas a reducir la confianza del venezolano y dejarlo como un ser que viviera solo de las migajas que cayeran desde Miraflores.
Este estilo de Gobierno, lo crearon los socialistas y lo perfeccionaron en dos décadas. Ahora que no tienen los recursos para mantener la renta social edificada por ellos mismos, optan por los engaños más atroces y crueles.
Y, no sólo eran el caso de los perniles, sino que desde los laboratorios comunicacionales del Gobierno surgió el rumor de un supuesto bono a través del carnet de la patria de unos 20 mil bolívares. El cual le llegó a escogidos casos.
¿Por qué hubo unos privilegiados y la inmensa mayoría quedaron por fuera? Fácil, el objetivo era entregarle los recursos a unos pocos para que el rumor tomara fuerza y darle credibilidad. Debido a que si en el comentario se le sumaba la frase “a fulana se lo dieron” le permitía tomar cuerpo.
Hasta el pago de las pensiones, Maduro espero hasta el último día para cancelarle a los adultos mayores su dinero. Fue el viernes antes del 24 de diciembre cuando el régimen se dignó a depositarles su pensión a los venezolanos.
A última hora, cuando ya todo estaba más caro, cuando ya no quedaba tiempo para comprar nada. ¿Lo hicieron por maldad? O tal vez ¿por qué no encontraban de donde sacar el dinero? Cualquiera de las dos opciones puede ser la correcta.
Lo cierto, es que por más de una semana, corrían los comentarios en las calles sobre el pago de la pensión, y días tras días, nuestros abuelos desesperados se sumergían en la tristeza al ver que el Gobierno no saldaba con ellos sus compromisos.
La historia del pernil, de los bonos fantasmas, y las demás cuentos del régimen, son simples cantos de sirenas, acciones que sólo buscan engañar a la población, para que el régimen gane tiempo y se sostenga en el poder. Pero, los venezolanos están cansados de las mentiras de Maduro.
Y hablando de perniles, le recuerdo a Maduro que a cada cochino gordo le llega su diciembre.