Un total de 85 miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) han sido asesinados en Colombia desde que la disuelta guerrilla comunista firmó, en noviembre de 2016, un histórico acuerdo de paz que puso fin a un conflicto armado de medio siglo, informó este lunes la ONU.
AFP
Entre el 26 de septiembre y el 26 de diciembre, “se produjeron 14 asesinatos de exmiembros de las Farc, lo que eleva su número a 85 desde la firma del acuerdo”, indicó el secretario general del organismo, Antonio Guterres, en su informe trimestral sobre la misión de verificación de Naciones Unidas en Colombia.
Según la estatal Unidad Especial de Investigación, citada por la ONU, los responsables de los ataques “son grupos armados ilegales y organizaciones delictivas”.
En buena parte de los casos están vinculados el Clan del Golfo, la mayor banda narco del país, surgida de paramilitares de ultraderecha desmovilizados en 2006; la guerrilla del ELN; disidentes de las Farc, y remanentes del extinto Ejército Popular de Liberación (EPL, maoísta) que se dedican al narcotráfico.
La mayoría de los homicidios ocurrieron en los departamentos de Antioquia, Caquetá, Cauca, Nariño y Norte de Santander, donde hay presencia de narcocultivos y de los mencionados grupos armados. Por los ataques se han capturado a 27 personas, agregó.
La ONU pidió al gobierno del derechista Iván Duque, crítico del acuerdo, “reforzar los esquemas y estrategias de seguridad para los excombatientes”.
En el reporte, en tanto, Guterres se mostró “enormemente” preocupado por el asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos.
Desde el acuerdo de paz se han verificado 163 homicidios de 454 casos reportados, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
“La mayoría de los asesinatos tuvieron lugar en zonas abandonadas por las antiguas Farc y donde la presencia del Estado es limitada”, reza el documento.
De su lado, la Defensoría del Pueblo (ombudsman) tiene registrados 423 activistas muertos desde 2016 hasta el 30 de noviembre.
Transformada en partido político tras suscribir el histórico pacto con el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, las Farc han denunciado reiteradamente falta de garantías de seguridad para sus integrantes.
La mayoría de los 7.000 excombatientes que entregaron las armas el año pasado están en zonas especiales dispuestas para su reincorporación, donde también se radicaron milicianos y colaboradores de la exguerrilla.
Algunos rebeldes se han trasladado a ciudades o a sus pueblos de origen, mientras que otros se han enlistado en disidencias.
Sin un mando unificado, los disidentes de las Farc se estiman en 1.600 combatientes, entre antiguos miembros y reclutados, según la Fundación Paz y Reconciliación de Colombia.
Aunque aliviado por la firma del pacto con las Farc, Colombia vive un conflicto armado que en medio siglo ha enfrentado a guerrillas, paramilitares, agentes estatales y narcos, con saldo de ocho millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados.