Mañana se conmemoran sesenta y un año del derrocamiento de lo que pensamos sería la última dictadura que conociera el país. Nuestra idea estaba muy distante de la realidad. Mañana también ha sido convocada una importante jornada contra un gobierno, autoritario, dictatorial y usurpador. En el proceso reciente se ha confirmado lo que pareciera ser una constante de la lucha social y política, ella experimenta momentos de ascensos y descensos, en un lenguaje ya prácticamente en desuso se solía decir de flujos y reflujos. En efecto durante el segundo semestre del año pasado la escena política estuvo signada por la incertidumbre y el desconcierto. Los días transcurridos del año que recién comienza están impregnados de un ambiente absolutamente distinto.
Todas las expectativas indican que la convocatoria de la Asamblea Nacional contará con una de las movilizaciones mas grande realizadas en los últimos tiempos, no sólo en la capital, sino en todo el país. Es más, la migración venezolana se manifestara simultáneamente en más de ciento veinte ciudades en todo el planeta.
El cambio en el estado de ánimo de los venezolanos en tan breve tiempo, está íntimamente vinculado a algunos hechos fundamentales, en primer término por la imagen unitaria proyectada en la elección de la Junta Directiva de la AN y en buena medida en la realización exitosa de los cabildos abiertos. En segundo lugar lo que constituye un factor fundamental y decisivo, la definición de una ruta que ha venido contando con el respaldo de la mayoría del país y de la comunidad democrática internacional
La ruta expuesta contentiva de tres componentes perfectamente definidos para alcanzar el cambio político, única posibilidad de superar la catástrofe que confrontamos; como lo son el cese de la usurpación, un gobierno de transición y la celebración de elecciones limpias y transparentes; llenan un vacío que existía en el discurso político opositor.
El desarrollo de una política exitosa junto a una actuación lo más unitaria posible, exige el despliegue de acciones en el país que acompañen la presión internacional, el diseño de una estrategia que incorpore a los amplios sectores descontentos anteriormente influenciados por el oficialismo, sin descartar entre ellos la participación de los factores de poder que han sido claves en sus sostén.
La ruta definida contempla esos enunciados, de allí la aceptación y el respaldo alcanzado, que continúa ampliándose con el paso de los días tal como se evidencia en la masiva asistencia a los cabildos abiertos realizados en todas las regiones y con las expectativas que seguramente se cumplirán en el día de mañana. Se cumplirán en el contexto de una inmensa demostración de fuerza y de respaldo a la Asamblea Nacional, generar otras más allá de ese objetivo, puede conducir a un retroceso y a nuevas frustraciones afectando los logros hasta ahora alcanzados.
La conducción de la Directiva en especial de su Presidente Juan Guaido, a sido acertada, ha contribuido de manera fundamental a producir el cambio experimentado hasta ahora, situando la iniciativa política en el terreno de la oposición y descolocando a Maduro y su entorno más cercano, llevando con pulso certero la conducción del movimiento. Las críticas formuladas y el plantearse desde las tribunas exigencias irrealizables en lo inmediato, no constituyen precisamente una manera de fortalecer la lucha, por el contrario sin que sea esa su intención puede ser un factor de debilitamiento.
Vivimos una coyuntura que puede resultar decisiva para el cambio político, requiere seguir atentamente el ritmo de la marcha y de los tiempos, a la vez actuar con audacia y decisión, la sabia combinación de esas premisas es una exigente labor a cumplir por la conducción política, quienes la han venido ejerciendo recientemente han mostrado aptitud en su desempeño. Siendo así lo más coherente es respaldarla y trabajar unitariamente para su éxito, no debiera ser de otra manera.