Jorge Olavarría H.: Inevitable Inesperado Innegable

Jorge Olavarría H.: Inevitable Inesperado Innegable

Jorge J. Olavaría de Halleux jjolavarria@gmail.com

Todo es percepción. Juan Guaidó ha logrado unificar los bandos de la oposición, eso es innegable, (e insospechado). El gesto de sorpresa de sus colegas al momento que asumió el mandato Constitucional (como Presidente interino), es innegable, (pero previsible). El 23 de enero el Presidente de la Asamblea Nacional se saltó el guión y asumió ser Presidente (interino) Constitucional, (como lo es Sánchez, el Presidente del Gobierno Español, quien no fue electo y asumió el cargo por una adventicia obligación constitucional). Todo eso es innegable (y no estaba pautado). Pero los negociadores de la dioblocracia estaban atentos y preparados si Guaidó hacía lo inesperado y se atrevía a burlarlos. Nuevamente, (previsiblemente) picaron adelante y Diablodado anunció, jactándose, seguro de sí mismo, que les daría una sorpresita si Guaidó negaba que hubiera tal reunión, en la cual Guaidó se había comprometido a no asumir el cargo y prolongar el “más de lo mismo”. Only business. Si en efecto Guaidó dio tal garantía para que el Boves reencarnado mantuviera a sus jaurías asesinas encadenadas el 23 de enero, funcionó. (Y gracias).

Acto seguido, Guaidó muestra su verdor y cae en la emboscada periodística de Patricia Janiot (CNN), y aunque trató de utilizar la pastoral de “ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario”, quedó manifiesto que el Presidente interino desmentía que hubo tal reunión. Acto seguido, en una puesta en escena repetitiva, clásica, el loquero desfachatado cumple con la amenaza y muestra públicamente el video de seguridad del hotel, arguyendo que la reunión sucedió el 22, un día antes de la gran marcha cívica. El personaje medio tapado por el hoodie es Guaidó. Y aunque todo es precepción, si cualquiera conoce de alguien con sus particularidades, que acompañase a los otros “personajes” a una reunión en ese hotel, que lo diga. (..Y voy a resistirme a la tentación y evadir el análisis del tsunami en las redes sociales de la capucha o el hoodie del #GuaidoChallenge). Lo que importa, por el momento, es que Guaidó ha mostrado que, a pesar de sí mismo, es sabio y sagaz. Posee un instinto que es el capital más valioso, y que está presente en todos los que nacieron, crecieron o se sazonaron en este laberinto de mentiras (..no quise utilizar la palabra “maduraron”). Ese sentido les ha enseñado una capacidad única que les permite reconocer instintivamente y separar la falacia de la mentira, la hipocresía de la improvisación, la presentación de la trampa, la opinión del dogmatismo, el adoctrinamiento de la educación. Si me obligan a darle un denominador, lo llamaría sagazduría.

Dicho esto, veamos que en el terreno de la ética, estamos en un pantanal interesante. Ya es (más) evidente que esta reunión no fue ni accidental, ni anormal, ni inusual. Se han dado muchas reuniones en las que se han negociado complicidad, traiciones, chantajes, servicios, colas de paja, intercambios de prisioneros a cambio de favores, capital, vidas, silencio, dilación, y pudiéramos concluir que en gran parte los muchos cómplices de la longeva dictadura terminarán cosechando algunos de los laureles del rescate de la libertad (que es ineludible) cuando por tantos años también se beneficiaron con la colaboración (que es innegable). Pero, todo es percepción. Cierto, en todo conflicto o en toda situación de potencial conflicto, es normal (y recomendable) que existan mesas de negociaciones. El Sumo Pontífice quiere dialogo, Zapatero siempre, Maduro sobre todo. Hay tantas partes comprometidas como hay tontos útiles. Porque si Juan Guaidó ha logrado unificar los bandos de la oposición, es porque por sabiduría y/o la presión han logrado zanjar la brecha que crearon los diferentes objetivos de los interesados en el dialogo: ¿Se negocia una salida expedita, una solución (verdaderamente) democrática…o se negocia (más) dilación y (más) impunidad y (más) fraude? (y más business?) Pero como ya no hay marcha atrás, y el país no aguanta más, y no hay ninguna posibilidad para las siempre-victoriosas segundas opciones, entonces dialoguen. Cuanto antes.

Cuando el indetenible Atila penetró Italia, (s.IV) con la obsesionada intención de llegar a Roma, los habitantes de pueblos y ciudades enteras del norte de Italia huyen en desbandadas hacia las costas (y fundan la ciudad que le daría el nombre a nuestro país). Ya habiendo perdido todas las batallas y contando centenas de pueblos y ciudades arrasadas, es aceptado que nada ni nadie podían detener o deponer al conquistador bárbaro. Es entonces que el Papa Leo I, como último recurso, le pide una reunión, la cual aceptó. Durante horas se recluyeron Atila y el Papa en una majestuosa tienda de campaña y aunque nadie sabe qué se dialogó o qué se pactó, lo cierto es que apenas concluida la reunión, Atila se subió a su caballo y dio media vuelta. Se había evitado lo inevitable, lo impensable. Las huestes de Atina el Huno no detuvieron su marcha hasta regresar a su país de origen, lo que hoy es Hungría.

A veces, cuando algo nos parece inevitable, inesperado o innegable hay que volver a revisar nuestras percepciones. Solo digo.

 

jjolavarria@gmail.com

@voxclama

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