El avión chárter ruso que aterrizó en Caracas el lunes por la noche alimentando conjeturas sobre su propósito llegó de nuevo a Moscú.
El Boeing 777 de la aerolínea Nordwind Airlines de Rusia, con espacio para unos 400 pasajeros, estaba estacionado en un rincón privado del aeropuerto de Maiquetía, según datos de seguimiento del vuelo y fotos de Reuters.
Las redes sociales venezolanas estaban llenas de teorías: que traía mercenarios, que acompañaría a Maduro al exilio o que estaba cargando oro. Ninguna de esas teorías se basaba en evidencia sólida.
Reuters había informado el viernes que contratistas militares privados, que realizan misiones para Rusia, volaron a Venezuela para reforzar la seguridad de Maduro ante las protestas masivas de la oposición la semana pasada, según dijeron personas cercanas.
La nave normalmente cubre rutas entre Rusia y el sudeste asiático. Ni Nordwind ni otras aerolíneas comerciales ofrecen vuelos directos Moscú-Caracas.
El mismo avión voló de Moscú a Caracas el 3 de diciembre, según los datos de vuelos, coincidiendo con el viaje de Maduro a Rusia para reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin.
El periódico ruso Novaya Gazeta informó que el avión voló con solo dos tripulaciones y no pasajeros, aunque no es extraño que vuelos a Venezuela lleguen sin pasajeros.
Maduro afirma que se enfrenta a un intento de golpe de Estado respaldado por Washington liderado por el líder opositor, Juan Guaidó, quien la semana pasada se juramentó como presidente y fue reconocido por Estados Unidos y hoy por el Parlamento Europeo como jefe de Estado.
Rusia acusó al gobierno del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de intentar usurpar el poder en Venezuela y advirtió contra cualquier intervención militar.
El Kremlin condenó el martes las nuevas sanciones de Estados Unidos contra el vital sector petrolero de Venezuela como una interferencia ilegal en los asuntos de los miembros de la OPEP, reseñó Reuters.