“El déficit en la planta profesoral que atraviesan las universidades autónomas venezolanas es una problemática inmensa. Cada día son menos los profesionales de distintas especialidades que estén dispuestos a ejercer la vida académica como carrera, como opción de vida. La cifra de plazas vacantes que no pueden ser cubiertas es alarmante y cada vez se hace más cuesta arriba revertir esta situación. No se repone ni se forma un profesor universitario como quien ajusta las tuercas de una máquina. Son años de formación, de capacitación. Un profesor universitario que renuncia es una pérdida descomunal para el país. ¿Cómo se reponen los años de experiencia? ¿Cómo se suple un doctor en un aula de clase, en un laboratorio, haciendo trabajo de extensión en una comunidad? Los sueldos de hambre que reciben los profesores universitarios no representan estímulo alguno para que se siga brindando a la nación toda esa experiencia, toda esa calidad académica”, alertó hoy el profesor William Anseume, presidente de la Asociación de Profesores de la USB (Apusb).
Agregó Anseume: “Veamos el asunto en cifras, las cuales son de por sí elocuentes en relación con el tema que queremos resaltar. El año pasado, 2018, 149 colegas abandonaron la USB, lo cual representa más de 10% de los docentes de nuestra universidad. La diáspora se ha incrementado anualmente, diariamente casi. ¿Cómo reponemos, cómo suplimos ese recurso invalorable? La mayoría de los concursos para ingresar a la carrera universitaria resultan desiertos, como hemos conocido todos estos años en las diferentes reuniones del Consejo Directivo. Y quedan desiertos porque no se presentan candidatos. Nadie aspira ingresar a la docencia universitaria, que antes resultaba tan apetecida por los profesionales al nomás culminar sus estudios dentro o fuera del país”.
Por su parte, el Secretario General de la Apusb, profesor Luis Buttó, agregó: “El caso concreto de la USB sirve de referencia para ilustrar el problema del déficit de profesores que van acumulando las universidades venezolanas. En el pasado llamado público a concurso en nuestra universidad se ofrecieron más de 140 cargos académicos. Esta cantidad es de por sí expresión dramática del problema que estamos atravesando, pues supera 10% de la planta profesoral existente, que vale la pena aclarar incluye a los colegas activos y jubilados. Plazas harto difícil de llenar, mientras se mantenga la situación de indefensión en que se encuentra la universidad venezolana ante el interés político del Estado revolucionario en destruirla, aplicando mecanismos perversos como no otorgar los presupuestos necesarios solicitados, pagar a los profesores sueldos que nos mantienen en la pobreza extrema y sumir en la más honda desprotección social a los trabajadores universitarios con, por ejemplo, seguros de HCM que no cubren la más mínima atención médica, dado el impacto del proceso hiperinflacionario. Calamitosa situación nunca antes vista en la historia contemporánea del país. Esas son las razones reales por la cuales, verbigracia, en la USB, el año pasado quedaron desiertos 99 de los cargos que se abrieron a concurso. Nadie quiso presentarse a optar por esas plazas. Nadie quiere quedar en la condición de indigente”.
Añadió Buttó: “El daño que desde el oficialismo se le ha causado a la universidad venezolana, y por consiguiente a las posibilidades de crecimiento y desarrollo del país, es inconmensurable. El ensañamiento es brutal, propio de la irracionalidad de quien le teme y al mismo tiempo desprecia el conocimiento. Se viola descaradamente la Constitución al obviar lo allí planteado, en cuanto a que garantizar educación de calidad y masiva es una de las funciones fundamentales del Estado. Es desalentador saber que reponernos de esta tragedia nos va a llevar años de esfuerzo y sacrificio. La herida es honda, muy honda. Desde la Asociación de Profesores de la USB reiteramos nuestro permanente llamado a todos los universitarios venezolanos a que no abandonemos la lucha por revertir lo más pronto posible este cuadro perverso en que el desgobierno ha sumido a las universidades nacionales y en el cual pretende mantenerlas. Rescatar la dignidad de la carrera universitaria, revalorizarla, es nuestro compromiso ineludible.
Sólo así volveremos a tener la suficiente capacidad para conservar el personal académico actual, hacer atractivo el retorno de los que tuvieron que partir en busca de mejores horizontes y atraer a nuevos aspirantes que vean en el hecho de hacer carrera en nuestras universidades una opción de vida digna y meritoria, que les permitiría cubrirse de honra al ser partícipe del proceso de creación y transmisión del conocimiento, para así evitar que nuestra sociedad continúe apartándose de la senda del progreso mundial, construida, precisamente, sobre la base del desarrollo científico y tecnológico”.
NP.