La tiaranía de Nicolás Maduro ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes en la historia de Venezuela. No le basta la persecución permanente a sus adversarios y al ciudadano, no le basta el caos humanitario causado por la corrupción con el fin de someter al pueblo, ahora pretende ejecutar una política de exterminio en contra de la población civil que clama a gritos la entrada de la ayuda humanitaria.
No es un eufemismo, el crimen de exterminio es una política de la tiranía de Maduro. No se conformó con la imposición intencional a la privación del acceso a alimentos y medicinas, encaminadas a causar la destrucción a una parte de una población venezolana.
Es inocultable el plan y el ataque a la población. Lo que está ocurriendo en Ureña, en el estado Táchira, el asesinato de los indigenas en el estado Bolívar y demás personas desarmadas es del conocimiento de toda su cúpula civil y militar.
Los militares y colectivos que están actuando con la aquiescencia del régimen de Maduro y que están disparando a mansalva en contra de la población civil serán enjuiciados por crimenes de lesa humanidad.
Ya, la política de Maduro es clara: destruir a un grupo nacional para tratar de mantenerse en el poder.
A los militares no les servirá de excusas o como eximente de responsabilidad la obediencia debida, es la oportunidad de desobedecer ordenes superiores para no matar a la población civil.
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