El periodista de Univision Jorge Ramos estuvo retenido el lunes durante más de dos horas en el palacio de Miraflores de Caracas después de que Nicolás Maduro interrumpiera una entrevista por considerar inapropiadas algunas de las preguntas. El periodista mexicano, uno de los más destacados de la cadena estadounidense y un referente en América, denunció que el personal de seguridad le confiscó todo el material grabado. El incidente con Ramos es el segundo de envergadura que afecta a los medios internacionales desde el pasado 23 de enero, un tiempo en el que Maduro ha dado, no obstante, varias entrevistas a medios extranjeros.
Por: Francesco Manetto | EL PAÍS
Según explicó Ramos, después de 17 minutos de grabación, el mandatario se molestó. “No le gustaron las cosas que le estábamos preguntando sobre la falta de democracia en Venezuela, sobre la tortura, los presos políticos”. Pero cuando le enseñó un vídeo en el que se ve a un grupo de jóvenes comiendo de un camión de basura, Maduro se levantó y se fue. El ministro de Comunicación venezolano, Jorge Rodríguez, se acercó entonces al equipo para decirles que la entrevista se terminaba y ya no estaba autorizada.
El presentador de la cadena estadounidense Enrique Acevedo difundió por Twitter el vídeo, de algo más de dos minutos de duración, en el que se ve cómo tres hombres cogen comida directamente de la parte trasera del vehículo de basuras cuando se detiene en una calle en su recorrido y otras personas graban con sus móviles la escena.
El de Ramos no ha sido el único incidente con la prensa internacional que se ha vivido desde el pasado 23 de enero. Días después de que Juan Guaidó desafiara a Maduro proclamándose como presidente interino, un equipo de la agencia Efe fue detenido durante varias horas por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). Desde entonces, Maduro ha concedido diversas entrevistas a medios internacionales y los permisos para los enviados especiales para cubrir la actualidad del país, que generalmente se demoran, están siendo agilizados.
Ambos incidentes han acaparado los focos de todo el mundo, algo que no suele ocurrir con los medios y periodistas locales, que denuncian la coacción más a menudo. Muchos de ellos se han tenido que exiliar. Es el caso de varios periodistas del portal de investigación Armando.info, en el que trabajan los excolaboradores de EL PAÍS Ewald Scharfenberg y Alfredo Meza, quienes tuvieron que salir de Venezuela a raíz de la publicación de una serie de artículos sobre la corrupción vinculada a las cajas de alimentos (CLAP) que distribuye el Gobierno. A ello se suman la cada vez menor presencia de medios grandes independientes —el diario El Nacional dejó de imprimirse en diciembre— y los continuos apagones informativos que sufren los canales de televisión, incluso por cable.
El Gobierno afinó el año pasado un método de bloqueo a portales informativos de contenidos multimedia. En un país en el que el control del chavismo sobre radio y televisión es casi total y en el que el autoridades mantienen el monopolio del papel para los medios escritos, los medios digitales se han convertido en el principal terreno del periodismo crítico. A través de la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela (CANTV), el Ejecutivo ha redoblado la censura contra varias cabeceras online.
Ramos describió los pormenores del encontronazo con Maduro, con quien está radicalmente enfrentado al igual que con su antecesor, Hugo Chávez. “Estuvimos retenidos más de dos horas dentro del palacio de Miraflores […] Tras 17 minutos de entrevista [con Maduro] a él no le gustaron las cosas que le estábamos preguntando sobre la falta de democracia en Venezuela, la tortura, los prisioneros políticos, sobre la crisis humanitaria que estaba viviendo, y se levantó de la entrevista después de que le mostrara el vídeo de unos jóvenes comiendo de un camión de basura. Inmediatamente después, uno de sus ministros, Jorge Rodríguez, vino a decirnos que la entrevista no estaba autorizada y nos confiscaron todo nuestro equipo (no tenemos nada). Se quedaron con las cámaras. (…) La entrevista la tienen ellos, nos quitaron todos los celulares y nos mantuvieron separados [a los miembros del equipo] durante dos horas y media. En mi caso y en el de la productora María Guzmán nos metieron en un cuarto de seguridad, apagaron las luces, nos arrancaron los celulares, nos quitaron el backpack [la mochila] y nos quitaron nuestras cosas personales”.
Este diario pidió una versión de lo ocurrido a Rodríguez, quien a través de un mensaje aseguró: “No vino a hacer una entrevista. Vino a insultar y a grabar con cámaras escondidas zonas de seguridad del palacio. Dimos por terminada la entrevista y ya se fueron al hotel”. En su cuenta de Twitter, el titular de Comunicación escribió: “Por Miraflores han pasado centenas de periodistas que han recibido el trato decente que de forma habitual impartimos a quienes vienen a cumplir con el trabajo periodístico y han publicado el resultado de ese trabajo. No nos prestamos a shows baratos”.
Todo el equipo de Ramos, integrado por otro mexicano, un venezolano y cuatro estadounidenses, estuvo retenido entre las 19.00 y las 21.30 hora local, antes de ser escoltados hasta su hotel en la capital venezolana, que hasta la mañana del día siguiente siguió vigilado por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia. Todos ellos fueron deportados el martes y ya se encuentran en Miami. Horas después, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa de Venezuela (SNTP) denunció la desaparición de Daniel Garrido, reportero de Telemundo, al parecer después de fotografiar la patrulla del Sebin que vigilaba el hotel donde se encontraba Jorge Ramos.