Día soleado. Calor, mucho calor. Caminando en pleno centro de la ciudad de Cúcuta, Colombia, exactamente por la avenida 10 con la 4ta cerca de la Plaza Santander nos encontramos con Jean Piero. Esta es una de las tantas historias de venezolanos que se fueron a tierras neogranadinas para lograr mantener a sus familias en Venezuela.
Por Lisbeth Piñeros / Enviado especial Eduardo Ríos / Fotos Juan Peraza
Jean Piero es un venezolano que tenía una librería jurídica -con otro socio-en Caracas. Todo iba bien en el negocio y cuenta que hasta tenía tres personas a su cargo. Pero con la llegada del régimen de Maduro -de un momento a otro- todo cambió.
Con el corazón hecho pedazos, asegura que dejó a dos hijas y otra parte de su familia en Plaza Venezuela, Caracas, al decidir que el camino era otro y emprendió la gran cruzada -junto a una hermana- con un propósito claro: trabajar en otro país para mantener a sus afectos.
“Llegué a Colombia hace ocho meses. Me pagué el pasaje para venir hasta Bogotá y viajé durante 16 horas continuas por carretera. Comencé haciendo pulseras, sin embargo, el alto costo de los servicios en la capital me hizo emprender un nuevo viaje, esta vez a Cúcuta, donde conocí a un amigo que me enseñó el arte del origami, que viene de la cárcel”.
Pero Jean Piero no trabaja con cualquier papel. “Trabajo origami con el papel moneda venezolano. Con esos billetes no puedes comprar nada en Caracas y aquí le saco provecho para mantenerme y transferirle a mi familia en Caracas”.
“¿Qué cómo los obtengo? A veces los compro porque me los venden por kilo, otras veces me regalan las pilas de billetes, pero siempre consigo el material. También uso nylon para amarrar mis obras”, nos comenta este artista venezolano.
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) la palabra origami o papiroflexia se refiere al “arte de dar a un trozo de papel, doblándolo convenientemente, la forma de determinados seres u objetos”. Y esto es lo que hace Jean Piero con los billetes venezolanos:
A Jean Piero lo podemos encontrar -de lunes a lunes- en la Plaza Santander de Cúcuta, obras de arte que vende desde la mañana hasta las 7 de la noche en varias mesas dispuestas donde exhibe sus productos: bolsos, billeteras, monederos, serpientes, pavos reales, hasta camiones y tractores. Asegura que también ha diseñado -y vendido- motos, helicópteros y hasta aviones.
Además, dispone de una mesa donde coloca las pilas de billetes del cono monetario viejo y que no pueden ser usados porque fueron puestos fuera de circulación por el Banco Central de Venezuela (BCV) el pasado 20 de septiembre de 2018 y también de los nuevos “soberanos” de baja denominación, a quienes les quitaron 5 ceros a la moneda anterior.
“Un mal día puede que no venda nada, pero en uno bueno logro hacer hasta 600 mil pesos colombianos” (unos 210 dólares). Aquí nos llegó el asombro: “Mensualmente debo hacer un promedio entre 1 a 2 millones de pesos colombianos (entre 360 y 705 dólares), porque debemos pagar arriendo, que son 300 mil pesos (105 dólares), comprar comida y enviar dinero a Venezuela para la familia”.
“La diferencia con Venezuela es que aquí puedes ganar un ‘dinerito’ y comprar comida, pero allá (en Venezuela) no lo puedes hacer. No consigues como alimentar a tu familia ni a ti mismo”, asegura Jean Piero y agrega que “con 2.000 pesos colombianos (70 dólares) puedo vivir y comer aquí y ese dinero lo hago con mi trabajo y sin esperar que me regalen nada”.
Sin duda alguna, la hiperinflación ha hecho que, la costosa moneda en circulación venezolana, sólo pueda ser usada para artesanías.
Lo que hace atractivo el uso de este papel moneda en particular en el arte del origami es que están diseñados para resistir -manipulación, exposición- por lo que son procesados en varios tipos de papel al que se imprimen marcas de agua y así dar la textura correcta. Pero, la realidad es otra, porque en Venezuela solo son un jarrón chino, es decir, un adorno.